ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Las comunidades exigen a Ribera que no prohíba la caza del lobo
La ministra, sin embargo, no parece dispuesta a dar su brazo a torcer
Posturas encontradas Castilla y León, Cantabria, Galicia y Asturias rechazan el cambio de estatus y el Ministerio lo defiende
Firmes en sus posiciones, Castilla y León, Asturias, Cantabria y Galicia alzaron ayer de nuevo la voz de forma unánime para decir a la cara –vía pantalla en reunión telemática– a la ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, que no están nada de acuerdo con sus pretensiones de incluir al lobo en el listado de especies protegidas e impedir así su caza también al norte del Duero. La reclamación «unánime» por parte de los consejeros de Medio Ambiente de las cuatro comunidades que albergan el 95% de los ejemplares de ‘canis lupus’ de España es que «se suspenda» esa «precipitada» catalogación, aprobada en una polémica reunión y con el rechazo de los territorios directamente afectados.
Más de dos horas de un encuentro que llegó ayer tras cuatro meses de peticiones para verse reclamadas sin éxito desde las cuatro comunidades y en el que expuserieron el «gravísimo error» de la postura del departamento de Ribera, basada «en el desconocimiento y el desprecio hacia la realidad cotidiana del lobo en aquellos territorios que tenemos que asumir el coste económico y social de una gestión que siempre busca el complejo equilibrio entre la conservación de una especie y la reducción de los daños que ocasiona». Aseguraron no entender que se quiera «echar por tierra» el trabajo realizado por las comunidades loberas durante estos años. Pero, a tenor de la nota enviada por el ministerio, no parece que vaya a dar su brazo a torcer. Entiende «que la homogeneización del estatus legal del lobo en toda España puede contribuir a superar muchos de los problemas que actualmente aquejan a la conservación y gestión de la especie». Desde las autonomías directamente afectadas, de
Las soluciones normativas que equiparan todos los espacios rurales suelen tener dificultades de implantación por las variables condiciones de estas áreas. Zonas rurales metropolitanas, zonas rurales remotas… Uno de los reconocidos problemas de las zonas rurales marginales y remotas de nuestro país es la debilidad de efectivos humanos. En invierno constatamos crudamente esta realidad. También advertimos que en las zonas más afectadas por la despoblación, la única presencia humana que distinto signos políticos, expusieron las «razones políticas, técnicas y jurídicas» por las que «no puede ser» que se pretenda prohibir ya la caza del lobo.
La orden ministerial que lo hará efectivo está redactada y en consulta pública hasta el 26 de febrero. Pero desde las comunidades quieren poner freno. Reclaman «que nos sentemos como deberíamos haber hecho desde un principio en una misma mesa a trabajar sobre lo que hay que trabajar». «Las casas hay que hacerlas desde los cimientos», subrayó el consejero de Castilla y León, Suáda continuidad a la vida en muchas áreas rurales marginadas y remotas es la presencia del ganadero, del pastor con su rebaño. Esta estampa no está exenta del sacrificio de un trabajo muy exigente y sacrificado. La continuidad de estas poblaciones debería ser una preocupación de las administraciones, pero múltiples medidas pueden empañar su continuidad. La presencia de fauna silvestre y sobre todo del lobo siempre ha tenido un encaje complejo con esta actividad. Es preciso asegurar la continuidad de la población del lobo. Nadie lo discute. Asegurar su bienestar y su lugar. Pero también es preciso asegurar el bienestar y la salud de los diferentes tipos de ganados extensivos de nuestras zonas más marginales: ovejas, cabras y ganado vacuno extensivo. Su permanencia en el campo es un componente de su bienestar animal y también de su adecuada salud. Muchas poblaciones locales de ganaderos advierten que se está llegando a una cierta desigualdad entre la protección de poblaciones de fauna silvestre –lobos– y la exposición de animales de explotación agraria –ovejas, cabras, vacuno extensivo– que en ciertas zonas pueden acelerar procesos de abandono y pérdida de poblaciones humanas que gestionan paisajes culturales y aseguran la vida humana de nuestras áreas más remotas. Equilibrar esta situación no solo en los hechos, sino también en los sentimientos es un reto, más, del poliédrico reto demográfico. Allí donde cada persona cuenta es preciso tenerlos en cuenta.