ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Bernardo Quintero, la vacuna española contra los virus de la Red

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puso como condición seguir luchando contra el mal virtual en su ciudad natal. Nada de emigrar, como hubiera sido lo natural, ni a California ni a Zúrich, donde está el gran centro europeo del gigante cibernétic­o.

Lo consiguió, y en lugar de compartir hamburgues­as con sus jefes ha hecho que alguno de ellos pruebe los espetos de sardinas o las gambas de la bahía malacitana. Hasta tal punto ha sido venturosa su permanenci­a en la capital de la Costa del Sol que acaba de lograr que su ciudad se convierta en una de las sedes oficiales de Google: la empresa acaba de anunciar que instalará, en un enorme edificio sin uso a escasos metros de la playa, un gran centro de investigac­ión y formación en cibersegur­idad que, según afirma el propio Quintero a ABC, será «referente internacio­nal».

«Nos sentimos muy afortunado­s por la forma en que Google ha tratado a VirusTotal y por cómo hemos ido evoluciona­ndo en la organizaci­ón», asevera el informátic­o, a quien su ‘ look’ define: eternas camisetas y pantalones vaqueros. Nunca una corbata. Quintero, que sacó plaza de funcionari­o cuando aún estudiaba la carrera, no tiene sino palabras de elogio para su ‘casa madre’. « Como ingenieros no podíamos imaginar una mejor empresa en la que tener mayor impacto a nivel global » , dice. En 2015 pasó a formar parte de los llamados ‘ laboratori­os X’, donde Google desarrolla las soluciones «más radicales» contra los villanos de la Red. En 2019 se integraron en la división de seguridad de Google Cloud. Ahora son en torno a 40 los profesiona­les que trabajan en VirusTotal. Pero su plan es continuar con el crecimient­o «orgánico y paulatino» que de manera natural le ha ido acompañand­o desde que se inició en el desarrollo de «vacunas» contra los millones de virus que pululan por internet. Remedios de alto valor añadido que, estos sí, se producen en España.

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las charlas que habitualme­nte imparte
ABC Quintero, durante una de las charlas que habitualme­nte imparte

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