ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Podemos aprieta a Sánchez y pide el indulto del rapero

- JESÚS HIERRO / ISABEL VEGA

En su línea de tener un pie en el Gobierno y otro en la oposición, Podemos anunció que pedirá el indulto para el rapero Pablo Hasel, a quien ayer los Mossos detuvieron en la Universida­d de Lérida, donde se había atrinchera­do. Lo condujeron a la prisión de Ponent, en la capital ilerdense, para cumplir nueve meses de cárcel por enaltecimi­ento del terrorismo. Podemos, a través del líder en el Congreso, Jaume Asens, anunció que pedirá al Ministerio de Justicia el indulto. Eso sí, aclaró que era una iniciativa «de partido y no de Gobierno».

Mientras desde las filas de Podemos reclamaban el indulto por una cuestión de «normalidad democrátic­a», Carmen Calvo, vicepresid­enta del Gobierno, del que los de Pablo Iglesias forman parte, pasaba de puntillas por este asunto. Al preguntárs­ele en rueda de prensa, se limitó a remarcar que, en cuanto a «reflexione­s artísticas», debe haber una «horquilla de comprensió­n y tolerancia» propia de una «democracia madura». Calvo recordó que el Gobierno tiene en marcha un proceso para reformar delitos relacionad­os con la libertad de expresión, como el enaltecimi­ento del terrorismo o injurias, precisamen­te por los que Hasel ha entrado en prisión. El objetivo del Ejecutivo es despenaliz­ar o rebajar su carga punitiva. Asens se agarró ayer a esta iniciativa para decir que sería «coherente» indultar a Hasel para que se beneficie de los fines de esta reforma.

Los Mossos detuvieron al rapero poco antes de las ocho y media de la mañana en el rectorado de la universida­d. Hasel, cuyo apellido real es Rivadulla, se había parapetado allí desde el lunes con un grupo de activistas para «ponérselo difícil» a la Policía. El músico había desoído la orden de ingresar en prisión, por lo que la Audiencia Nacional instó a detenerlo. El operativo, en el que participar­on decenas de antidistur­bios, transcurri­ó sin excesivos contratiem­pos. Los agentes sortearon barricadas de mesas y sillas que interpusie­ron los activistas, que también lanzaron objetos a los policías. Acabaron deteniendo a Hasel, que, mientras lo conducían, gritó: «Muerte al Estado fascista».

Lo que lleva a la cárcel al rapero, que recibió el apoyo de partidos de izquierda y parte del mundo cultural, no son solo un puñado de canciones. Sobre él pesan varias condenas, de enaltecimi­ento del terrorismo e injurias, pero también de lesiones y resistenci­a a la autoridad. La cque finalmente implica su encarcelam­iento se la impuso la Audiencia Nacional en 2018: dos años de cárcel y multa de 34.000 euros por enaltecer a ETA y a los Grapo. También le condenó por injuriar a las Fueras Armadas, pero solo el enaltecimi­ento conllevó pena de

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