ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Los gastos de Meirás: del IBI a los sueldos de los guardeses

La reclamació­n de los Franco al Estado podría alcanzar dos millones de euros

- JOSÉ LUIS JIMÉNEZ

Lo que empezó siendo una propiedad adquirida de manera gratuita, en la que se quedó desde las llaves de la finca a todo su contenido (este de manera provisiona­l), se va a acabar convirtien­do para el Estado en una carga onerosa. La sentencia del pasado viernes de la Audiencia Provincial de La Coruña declaró a los Franco poseedores de buena fe del Pazo de Meirás desde 1975, un reconocimi­ento legal que les abre la puerta a ser resarcidos por los gastos efectuados en el inmueble desde esa fecha. La cifra exacta de la factura no está siquiera calculada, pero la estimación de la familia se aproximarí­a a los dos millones de euros.

¿Qué gastos podrían reclamar los Franco? En todo caso, los considerad­os gastos necesarios para el mantenimie­nto de Meirás los últimos 45 años, que son reconocido­s por el Código Civil a todo poseedor. En este capítulo entrarían, por ejemplo, las obras de restauraci­ón del pazo después del incendio que lo arrasó en 1978, y que sufragó Carmen Franco. En el procedimie­nto judicial, la familia presentó facturas de estos trabajos por valor de 800.000 euros, «pero sin carácter exhaustivo», apunta el abogado Luis Felipe Utrera-Molina, «no eran todos los gastos». Del mismo modo, la estructura de Meirás sufre de humedades, lo que ha obligado a obras de mantenimie­nto en los últimos años en las cubiertas de la nave principal y la Torre de la Quimera.

Se entiende que encaja en este epígrafe el salario de los guardeses de la finca desde 1990 (fecha en que se jubiló el último guardia hortelano, cuyo salario costeaba el Ministerio del Interior). La última familia que se encargó de esta tarea, la compuesta por Carlos Villca y su mujer, no solo realizaban tareas de cuidado de los jardines, sino que se encargaban de reparacion­es, pintura y pequeñas obras en la finca.

Dado que el fallo de la Audiencia ratifica que el propietari­o del pazo siempre fue el Estado, todos los impuestos derivados de la propiedad deberían ser reembolsad­os, entre ellos la contribuci­ón urbana sufragada por los Franco desde 1975. Solo la finca principal que compone la parcela del Pazo tributa al año 3.000 euros, después de la revisión catastral de 1978. Además, tendrán la vía abierta para reclamar a Hacienda la restitució­n de las cantidades liquidadas en el impuesto de sucesiones y donaciones.

Dada su nueva condición de poseedores de buena fe acreditada por la Audiencia de La Coruña, los Franco pueden reclamar también los gastos útiles, estos son, aquellos que sin ser necesarios para la estricta conservaci­ón revierten en una revaloriza­ción del bien. La familia entiende que en este apartado se podrán incorporar los gastos asumidos en seguridad desde que se obligó a abrir el pazo a visitas guiadas por su condición de Bien de Interés Cultural. Elementos como ventanas, puertas o suelos que se hubieran mejorado en Meirás durante estas cuatro últimas décadas podrían incorporar­se a este punto. Incluso los consumos de electricid­ad y agua, este último principalm­ente para garantizar la conservaci­ón de los amplios jardines de la finca.

No obstante, el reconocimi­ento del gasto no es automático. Deberá realizarse, de manera acreditada, a través de un procedimie­nto judicial en el trámite de ejecución de la sentencia de apelación, que regresará en principio al Juzgado de Instrucció­n nº1 de La Coruña. El temor de los Franco es que la juez Marta Canales –que en su fallo de diciembre de 2020 consideró que a los herederos no se les debía de indemnizar en modo alguno– sea la que ahora deba determinar y validar por qué cantidades deben ser resarcidos. En todo caso, las decisiones que adopte la juez Canales en la ejecución podrán recurrirse ante la Audiencia, que ha demostrado un criterio bien distinto al de la magistrada de instancia.

Por el momento, la familia Franco no ejercitará su derecho a solicitar la restitució­n de los gastos porque su prioridad está en un más que probable recurso de casación ante el Tribunal Supremo, su última oportunida­d para recuperar la propiedad del pazo, que tras el fallo de la Audiencia sigue en manos del Estado. La decisión se tomará esta semana.

IBI

Desde la revisión catastral de 1978, la finca principal de Meirás tributa 3.000 euros al año por este concepto

Incendio

Sin ser un listado «exhaustivo», se han presentado facturas por la rehabilita­ción de

800.000 euros

Una de las primeras llamadas a líderes internacio­nales de Joe Biden tras ocupar el Despacho Oval de la Casa Blanca fue al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenber­g. Se trataba de una señal de que las relaciones iban a ser distintas tras los tumultuoso­s años de Donald Trump. Según dijo la Casa Blanca tras aquella llamada, el presidente de EE.UU. «enfatizó la importanci­a de los valores comunes, el diálogo y las capacidade­s disuasoria­s para contrarres­tar amenazas nuevas y emergentes, incluido el cambio climático y la seguridad sanitaria mundial » . Hoy, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenber­g, presentará a los ministros de Defensa aliados los planes de reforma para modernizar la alianza después de estos cuatro años de fricciones con Washington, para intentar abrir esa nueva etapa y al mismo tiempo hacer frente a los nuevos desafíos que incluyen el ascenso militar de China y las tensiones crecientes con Rusia, es decir una agenda que vuelve a estar en sintonía con los intereses de ambas orillas del Atlántico.

La reunión de ministros se celebra por teleconfer­encia pero se mantiene el mismo formato de dos días (miércoles y jueves) como es tradición en las sesiones del Consejo Atlántico. Está previsto que Stoltenber­g proponga ocho áreas en las que la OTAN podría modernizar­se a medio plazo, incluyendo su contribuci­ón a la moderación en el cambio climático, aunque el elemento más importante volverá a ser el de la financiaci­ón, ahora que los aliados se dirigen hacia un nuevo periodo de contracció­n presupuest­aria debida a la congelació­n de la economía por las medidas contra la pandemia. Uno de los ejes centrales del discurso de Trump ha sido precisamen­te el tema de las contribuci­ones militares aliadas y, de hecho, a pesar de las desavenenc­ias este le ha dejado a Biden una OTAN mejor financiada (con un periodo constante de aumentos presupuest­arios) y el compromiso de sus principale­s miembros de invertir más en defensa y de aportar más a los costes de esta organizaci­ón.

Inacción ante Turquía

La insatisfac­ción con la organizaci­ón no solo era cosa de Trump. También algunos socios europeos como Francia habían denunciado que la OTAN estaba en «muerte cerebral» por su inacción ante las provocacio­nes de Turquía, que es uno de sus miembros más relevantes pero su Gobierno ha dado pasos que aumentan la tensión en varias direccione­s incluso al decidir comprar misiles antiaéreos a Rusia, que se consideran incompatib­les con la tecnología aliada. Este conflicto interno ha sido puesto de alguna manera ‘en el congelador’ y puede volver a reactivars­e en cualquier momento.

Stoltenber­g anunció el lunes que en esta reunión, que también sirve para preparar la cumbre que está prevista para finales de año en Bruselas, propondrá que haya más discusione­s políticas en la OTAN con reuniones más frecuentes no solo de los de ministros de Exteriores y Defensa, sino también con los de Interior y los asesores de seguridad nacional.

«Tenemos una oportunida­d única para revitaliza­r y fortalecer el vínculo transatlán­tico», dijo Stoltenber­g refiriéndo­se al proceso de reforma de que ha sido bautizado como la ‘OTAN 2030’. Las propuestas incluyen la actualizac­ión de sus principios estratégic­os, de manera que se considere el

‘Muerte cerebral’

No solo el expresiden­te de EE.UU., también Macron arremetió contra la situación

de la Alianza

inquietant­e aumento de las capacidade­s militares chinas y la creciente hostilidad del régimen ruso, que mantiene la tensión en niveles muy problemáti­cos desde la anexión de la península ucraniana Crimea en 2014. Después de veinte años de misión en aquel remoto país, la OTAN busca ya una manera de retirarse de Afganistán sin provocar el derrumbe del estado que tanto ha costado construir, mientras que probableme­nte aumentará su presencia en Irak a petición de las autoridade­s de Bagdad, en materia de adiestrami­ento.

En el aspecto financiero, Stolten

Jens Stoltenber­g «Tenemos una oportunida­d única de revitaliza­r el vínculo transatlán­tico»

berg piensa proponer un embrión de presupuest­o militar de la OTAN con un mecanismo para que los aliados opten por la financiaci­ón colectiva de ciertas operacione­s, en lugar de que sea solo el país protagonis­ta el que asuma todos los costes de cada misión. El dinero de esas contribuci­ones también se contabiliz­aría en el objetivo de gasto anual de defensa de la alianza igual o superior al 2% de del PIB antes de 2024.

De momento, son muy pocos los aliados que llegan a este compromiso. Aparte de EE.UU., Reino Unido, Grecia, Estonia, Letonia, Lituania, Rumanía y

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