ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Cuomo, el ‘ héroe’ de la pandemia, tapó las cifras de muertos en asilos

El gobernador de Nueva York maquilló los datos para evitar una investigac­ión

- JAVIER ANSORENA

En la primavera pasada, cuando Nueva York era el epicentro global de la pandemia, la ciudad se convirtió en una trinchera hospitalar­ia por el Covid-19. Miles de nuevos casos cada día, las UCI desbordada­s, un hospital de campaña en Central Park, camiones frigorífic­o en los centros médicos para poder conservar los cadáveres y la actividad paralizada. En el caos de la pandemia, una figura emergió como refugio ante la conmoción y la crisis: Andrew Cuomo, el gobernador del estado. Cada día, Cuomo comparecía ante los neoyorquin­os para dar el parte del Covid.

Frente a la práctica de Donald Trump, que obviaba siempre los número de casos y muertes de la pandemia, Cuomo repasaba de forma diaria los datos. Frente a los vaivenes y la informació­n confusa de la Casa Blanca, el gobernador demócrata era un bálsamo diario, que repetía la gravedad de la situación, no ponía paños calientes a la expansión rápida del virus y mostraba decisión y determinac­ión para salir de la crisis con el esfuerzo conjunto de la sociedad.

Ahora, Cuomo, que se vanagloria­ba cada día de mostrar la pureza de los datos, es el protagonis­ta de una polémica por ocultarlos. Su Gobierno tapó el número de fallecimie­ntos en residencia­s de ancianos, un talón de Aquiles que le persigue desde el comienzo de la crisis.

En enero, la fiscal general de Nueva York, Laetitia James, acusó al Gobierno de Cuomo de dejar sin contar muertes de ancianos en residencia­s. No era un desajuste leve. Más de 15.000 ancianos habían fallecido en esos centros, y los datos del estado solo reflejaban 8.500. Los mayores que vivían en residencia­s pero que habían fallecido en hospitales no entraban en la estadístic­a. En pocas horas, corrigiero­n el número.

La semana pasada, su mano derecha, Melissa DeRosa, reconoció que el gobernador ocultó datos a los legislador­es estatales porque temían una investigac­ión de corte político del Departamen­to de Justicia de Trump sobre las muertes de ancianos en residencia­s.

El asunto venía de lejos y se enmarca dentro de una de las grandes críticas a la gestión de Cuomo: sus políticas provocaron la muerte innecesari­a de muchos mayores. A finales de marzo, Cuomo tomó una decisión que causó polémica. Ante la presión que sufrían los hospitales, decidió trasladar cientos de enfermos mayores con Covid de vuelta a sus residencia­s. Después, revirtió la decisión.

Trump, cuya gestión de la crisis había sido fustigada por los medios y por políticos rivales como Cuomo –el verano pasado responsabi­lizó al expresiden­te del brote en Nueva York por no cerrar antes las fronteras con Europa, buscó ir al ataque con la investigac­ión de las muertes en residencia­s. Nueva York, donde más muertes se produjeron, era el principal objetivo. El Departamen­to de Justicia requirió informació­n sobre esa política a Cuomo.

Pero no solo era Trump y su Gobierno el que buscaban esas respuestas. Los propios legislador­es estatales y la prensa exigieron informació­n a Cuomo sobre el impacto de su política en la tasa de mortalidad en las residencia­s y sobre los números reales. En sus aparicione­s diarias, cada vez que un periodista le preguntaba por el tema, a Cuomo se le torcía el gesto.

Esta semana, el gobernador, atacado por todos los frentes, ha tenido que reconocer que fue un «error» no proveer los datos y que fue algo que causó «vacío» y «desinforma­ción». Pero, en su estilo combativo, defendió que los «hechos» dicen que «se hizo todo lo que se pudo» para salvar el máximo de vidas.

Ariete contra Trump

En sus comparecen­cias diarias, se presentaba como la versión contraria del presidente ante el virus

‘Lecciones de liderazgo’

En octubre publicó un libro en el que se jactaba de sus dotes de gestión de la crisis sanitaria

Carrera a la Casa Blanca

El escándalo pone el freno a un gobernador que apuntaba a salir de la pandemia como uno de sus héroes, a pesar de que, como casi todos los gestores, reaccionó tarde y con tibieza en las semanas decisivas de la crisis.

Pero su presencia diaria en las comparecen­cias, su consistenc­ia y sus grandes dotes de comunicaci­ón consiguier­on que se obviaran los traspiés iniciales y le convirtier­on en un personaje idolatrado. En verano, ya se le considerab­a favorito para las presidenci­ales de 2024.

En octubre publicó un libro en el que desgranaba «lecciones de liderazgo» sobre su gestión de la crisis, cuando esta todavía estaba –y está– muy lejos de desaparece­r. En noviembre, poco antes de que los casos volvieran a dispararse, le dieron un premio Emmy por sus aparicione­s televisiva­s. Llegó hasta sonar como fiscal general de EE.UU. en la nueva Administra­ción de Joe Biden, un cargo que le hubiera puesto cerca de la Casa Blanca.

El ocultamien­to de las muertes de ancianos podría suponer ahora un cambio de rumbo para sus ambiciones políticas. Cuomo siempre ha negado que busque la presidenci­a. Pero eso podría ser tan veraz como el número de fallecidos en las residencia­s.

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ABC El gobernador del estado de Nueva York, Andrew Cuomo, se somete a una prueba del Covid
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