ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Jennifer Gates, de millonaria jinete a icono social anti-Covid

La hija del cofundador de Microsoft y aspirante a médica ha despertado conciencia­s a favor de la campaña de vacunación del Covid. Quiere aprovechar su posición para cambiar el mundo y montar a caballo

- PILAR VIDAL

ABill Gates le preocupaba la idea de tener una hija ‘rica y tonta’. Y que sus hermanos Rory y Phoebe respondier­an a ese cliché. De hecho, ya les ha advertido que sólo recibirán como herencia una pequeña parte de su fortuna, valorada en 50.000 millones de euros. «Eso significa que tendrán que encontrar su propio camino», dijo en una entrevista. Y parece que Jennifer, la primogénit­a lo ha encontrado. A sus 24 años se ha licenciado en biología humana por la Universida­d de Standford y acaba de terminar su primer curso en la Escuela de Medicina Icahn, de Mount Sinai, de Nueva York. Aunque este año ha sido online debido a la pandemia, espera poder asistir pronto a clases presencial­es. Dicen que Jennifer es una estudiante brillante que comparte el lado filantrópi­co de sus padres: desde hace unos días se ha convertido involuntar­iamente en el mejor reclamo para aquellos que aún dudan de la importanci­a o la efectivida­d de la vacuna anti-Covid. «Yo tengo el privilegio de recibir mi primera dosis de ARNm para enseñar a mis células a generar una respuesta inmunitari­a protectora a este virus», escribió tras vacunarse en su cuenta de Instagram. «Como aspirante a médica, estoy agradecida de que me brinde protección y seguridad. Cuantas más personas se vacunen, más seguras serán nuestras comunidade­s. Y quiero dar las gracias a los médicos, científico­s, expertos en salud pública, farmacéuti­cos y tantos otros que hicieron posible este logro en la medicina moderna. Nuestros trabajador­es de la salud se esforzaron de manera incansable para salvar tantas vidas como fuera posible», agregó Jennifer para dejar clara su postura en medio de la pandemia. Y a pesar de sentirse ahora más segura, continuará usando una o dos mascarilla­s para protegerse. Esta espontánea campaña ha calado mucho en una sociedad marcada por las innumerabl­es y absurdas teorías conspinano­icas sobre su padre, Bill Gates, las vacunas, los microchips y el 5G. Jennifer ha bromeado con el asunto: «Lamentable­mente, la vacuna no ha implantado en mi cerebro parte del genio de mi padre, ojalá el ARNm tuviera ese poder».

Criada en el seno de una de las familias más ricas del mundo, sus padres siempre le hablaron como si fuera adulta y creció rodeada de mayores que no se callaban ante ella para mantener conversaci­ones sobre mortalidad infantil o la epidemia del VIH mientras se cenaba en casa. Pero su vocación por la medicina vino de la mano de su pediatra de toda la vida, a la que adoraba y admiraba. La hija del cofundador de Microsoft no es una adicta a la tecnología. De pequeña, tanto ella como sus hermanos tenían un tiempo limitado delante del ordenador. Ni siquiera tuvieron móvil hasta los 14 años. Prefirió apasionars­e con los caballos, a los que aprendió a montar a los seis años. Ahora es una jinete profesiona­l que compite en el París Panthers, un equipo de salto fundado por su padre, director del equipo. En 2019, quedaron novenos en la Global Champions League. A Jennifer es habitual verla por los torneos junto a otras jóvenes de célebre apellido como la heredera de Apple, Eve Jobs, Jessica Springstee­n o Destry Spielberg.

Pero alguna ventaja tiene que tener ser rica: su padre le compró una granja ecuestre en Palm Beach (Florida) por ocho millones de euros. Está cerca del Wellington’s Equestrian Festival, donde se celebran las competicio­nes. En ellas conoció también a su prometido, Nayel Nassar, un multimillo­nario egipcio criado en Kuwait. Coincidier­on en Stanford, donde él estudió Económicas. También compite en saltos y hace un año le regaló un anillo carísimo de compromiso, porque tienen claro que están hechos el uno para el otro. «No puedo esperar para pasar el resto de nuestras vidas aprendiend­o, creciendo, riendo y amándonos juntos. Sí, un millón de veces, sí», le respondió emocionada Jennifer. La ceremonia tendrá que esperar a que pase la pandemia. Si algo tiene claro la hija de Bill Gates es que quiere aprovechar todas las oportunida­des que le permite ser quien es para hacer del mundo un lugar un poco mejor. Lo de animar a vacunarse es solo el principio.

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GTRES Jennifer Gates durante una competició­n hípica
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