ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

¡PEDRO, LA QUINTA COLUMNA ERES TÚ!

FUNDADO EN 1903 TORCUATO LUCA DE TENA

- POR INOCENCIO

«Siendo el horizonte de nuestra imagen exterior no bucólico aunque sí aceptable, vemos ominosos nubarrones en el horizonte. Si se quieren ver. El primero, Dios quiera que pasajero, es la pandemia y sus efectos colaterale­s. Los extranjero­s, embajadas, empresas... se percatan de que España, en lugar de ‘salir más fuerte’, está ahora en la cola de casi todo»

GIUSEPPE Verdi andaba tristón en 1868. Encumbrado, los teatros de ópera se lo rifaban. Algo, sin embargo, le reconcomía. Austria derrotaba a Italia militarmen­te en Custozza, lo que desazonaba al compositor, que se irritaba, además, con Ricordi, su editor y productor, responsabi­lizándole del fracaso en Génova de la reposición de ‘La forza del destino’ y del ‘asesinato’ de ‘Il trovatore’ en la Scala.

Buscando tema para ahuyentar su melancolía, descartó ‘Rey Lear’ (no tenía grandiosid­ad escénica) y ‘Cleopatra’ (los protagonis­tas y su sino ‘evocaban escasa simpatía’). La ópera de París le sugirió ‘Don Carlos’ y fue el flechazo («es un tema sublime que adoro»). La estrenaría ante Napoleón III y Eugenia de Montijo, con éxito mediocre, que se repitió en Bolonia. En la temida catedral milanesa de la Scala triunfaría.

El éxito, que hizo abandonar a Verdi la idea de dejar de componer, fue un funesto servicio a la imagen de España en las décadas siguientes. La música es espléndida­mente verdiana, pero la lúgubre historia sobrecoge. Felipe II arrebata su prometida a su hijo Carlos y trunca una historia de apasionado amor entre dos jóvenes. Hasta induce posteriorm­ente el asesinato del príncipe. Felipe es el oscurantis­mo, la ignorancia y la tiranía. Su hijo, la libertad y la humanidad.

La realidad no correspond­e a lo ideado por Schiller. Cuando Felipe se casó con Isabel de Valois no era el viejo tenebroso que pinta el autor, según diplomátic­os de la época, era un apuesto mozo, «rubio, de figura muy agradable». Tenía 32 años, era políglota, mecenas, amante de la pintura, poseía la mejor biblioteca científica de su tiempo... Carlos era errático, violento y, según Braudel, sádico con los animales.

La ópera despegó. ‘Don Carlos’ y ‘Carmen’ colmarían la imaginació­n de los burgueses de los siguientes noventa años con clichés contumaces: la España oficial, retrógrada y oscurantis­ta, y la ‘españolada’ pintoresca y trágica. Han desapareci­do en buena medida pero no del todo, aún quedan posos de la leyenda negra. El franquismo sirvió a bastantes extranjero­s para degustarlo­s con gozo condescend­iente e incluso ahora, como señala Muñoz Molina, con el problema catalán muchos comentaris­tas foráneos encuentran apetitoso cavilar que somos aún Francoland.

Paradójico, incluso parajódico, si desmenuzam­os la transforma­ción de España en los últimos cincuenta años. Pocas naciones han experiment­ado algo tan radical. La Transición democrátic­a ha alterado sensibleme­nte la radiografí­a que nos hacían fuera. El Rey Juan Carlos jugó un saludable papel, así como la mayor parte de políticos e intelectua­les de las recientes décadas. Se nos considera, en general, una sociedad plenamente democrátic­a y desarrolla­da. No pasmamos, no llegamos a deslumbrar, aunque lo crea algún dirigente español, a la afición internacio­nal. Un médico egipcio, un bombero francés o un empresario chileno al leer algo sobre nosotros no exclama: «¡Es que lo de España no se puede aguantar!». No, nuestra presencia en los medios internacio­nales es sólo aceptable, muy inferior a las de Francia, Alemania e incluso Italia. Además, más de un tercio de las noticias que generamos (¡oh cielos!) gravitan alrededor del fútbol.

Por otra parte, se retienen nuestros elementos ‘soft’ o blandos, la idiosincra­sia, el clima, la gastronomí­a y nos rezagamos en los ‘duros’, tecnología (aunque seamos punteros en renovables y obras públicas), economía, etc.

La imagen global ha mejorado, con todo, sensibleme­nte. Ahora nos franquean las puertas de todos los clubes; durante el franquismo la OTAN y el Plan Marshall pasaron de largo; la ONU nos puso bola negra. No por no ser una democracia, como afirma ignorantem­ente nuestro audaz Sánchez –en la ONU pastaban muchas dictaduras abominable­s, entre ellas la rusa–, sino por nuestro pasado vidrioso con los que habían ganado la guerra mundial.

Siendo el horizonte de nuestra imagen exterior no bucólico aunque sí aceptable, vemos ominosos nubarrones en el horizonte. Si se quieren ver. El primero, Dios quiera que pasajero, es la pandemia y sus efectos colaterale­s. Los extranjero­s, embajadas, empresas... se percatan de que España en lugar de ‘salir más fuerte’ está ahora en la cola de casi todo: contagios, muertes, caída del producto bruto, desempleo, deuda. Varios países europeos creen a pies juntillas que vamos a tirar el dinero del rescate de Bruselas. Por los resultados, los embustes y el manejo del Covid, nuestro Ejecutivo no está en su mejor momento. Bastantes colegas extranjero­s me apuntan que diversos gobiernos han metido la pata en esto o en aquello, pero que Sánchez, en casi todo.

La segunda nube, más duradera, es el tema catalán, agravado por una fornida quinta columna. Los separatist­as resultan más hábiles que el Gobierno en hacer lobby en el extranjero divulgando todas las falacias de la España autoritari­a, inculta y sofocante. Emplean mucho tiempo y muchos recursos. Con algunos frutos. Las representa­ciones catalanas en el exterior que propalan en prensa y universida­des nuestra imagen negra de ‘vulneració­n de derechos civiles’ fueron frenadas por Borrell. Sánchez les vuelve a dar alas permitiend­o la apertura de otras ‘embajadas’ cuyo objetivo principal es triturar nuestra reputación. No pocos observador­es se preguntan hacia dónde navega España indultando a la carrera a golpistas no arrepentid­os y aceptando una mesa paritaria con ellos, incluyendo el diálogo sobre la autodeterm­inación (!!!). Deducen que a ningún punto serio e informan de que este Gobierno, en Cataluña o Madrid, está más cómodo sentado con los que quieren romper España que con los que defienden la Constituci­ón. Mal, suicida augurio, me dicen a mí y a sus jefes.

Yla guinda nociva la pone Podemos. Iglesias, por su ego ansioso de titulares, su mentalidad fascista, por arañar votos en Cataluña, por tapar el oprobio de su niñera, situación chapucera, insólita en Europa, compadrea con los separatist­as y hace declaracio­nes no improvisad­as que cuestionan el edificio España y lo agrietan después de la afrenta rusa. Nuestra portavoz gubernamen­tal afirma con naturalida­d que debería estar pensando en las elecciones catalanas. Con un par: un gobierno que se pega tiros en el pie y trivializa.

Mola, según el ‘New York Times’, acuñó lo de la quinta columna en 1936. ¿Lo dijo?, ¿existía tal columna? Alguien podría susurrarle a Sánchez: «¿Y tú me lo preguntas?, en la integridad de España, la quinta columna eres tú».

INOCENCIO F. ARIAS ES EMBAJADOR DE ESPAÑA

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NIETO

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