MI ADORADO RIVAL

Estamos ante un duelo real, y ni siquiera a primera sangre, sino a muerte

ESE pulso que en la plaza pública mantienen Unidas Podemos y el PSOE a plena luz del dia, ¿es un duelo o puro teatro para engañar al respetable, mientras avanzan sus planes? Pues ambas cosas, por contradictorias que parezcan. Los dos partidos son de izquierdas, o sea, hermanos. Pero pescan en el mismo caladero. Lo que los hace rivales. Si se añade que la izquierda tiene un fuerte contenido religioso (de ahí su rechazo a todas las religiones), busca el paraíso de los trabajadores, maneja dogmas, confesiones, herejías e incluso infiernos, no extraña que las guerras de religión hayan sido las más largas y crueles: la que mantienen chiítas y sunitas aún dura; la de católicos y protestantes duró treinta años, arrasando Centroeuropa, y las tres guerras carlistas nuestras, ¿qué fueron si no? Habiendo quien dice que la del 36-39 también lo fue. Posiblemente, entre otras cosas. Pero dejémoslo para otro día.

Todo ello abona la tesis de que estamos ante un duelo real, y ni siquiera a primera sangre, sino a muerte, pues en las religiones sólo puede haber una verdad. Lo abona que las diferencias entre ambos socios no hacen más que aumentar. Empezaron por un par de cuestiones, la reforma laboral, el salario mínimo, pero a día de hoy abarcan la entera gobernanza, incluyendo temas tan importantes como la Corona, la calidad democrática de España o la igualdad de sexos, tan caros a ambos. Y ha estallado con el ingreso en la cárcel del rapero Pablo Hasel, que ha vuelto a incendiar las ciudades españolas, incluidas Madrid y Barcelona, con choques entre manifestantes y policías que incluyen un número no pequeño de heridos en ambos bandos, aparte de daños de todo tipo a tiendas y mobiliario urbano. Aunque eso no es lo peor; lo peor es que los dos socios de Gobierno sostienen actitudes no ya distintas, sino diametralmente opuestas sobre lo ocurrido. El PSOE apoya la actuación de las Fuerzas del Orden y condena los actos de vandalismo. Podemos pide al Gobierno (¡del que forma parte!) que indulte al rapero, sosteniendo que su condena por enaltecimiento del terrorismo de ETA, injurias a la Monarquía y al Estado, así como deseos de muerte de personalidades políticas incluidas en lo que llama sus canciones, están cubiertas por la libertad de expresión.

Díganme cómo se salva ese foso tan amplio como profundo. Veníamos creyendo que, como esos presos que en las películas escapan unidos por grilletes, Pedro y Pablo seguirían juntos por depender uno del otro para gobernar. Hasta ahora ha ocurrido, pero de seguir aumentando las transgresiones podemitas, llegará el momento en que tengan que romper. ¿Ha llegado ese momento tras el fiasco (pues lo fue) en Cataluña? Se lo contaré en la Tercera de mañana.