ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

OTRO BOOMERANG

Un rap llamado «coletas rata», ¿también sería un ejercicio de libertad artística?

- ANA I. SÁNCHEZ

EL autor de aquella pintada –‘coletas rata’– que Pablo Iglesias encontró en Asturias el verano pasado cometió un error nefasto: opinar sobre el vicepresid­ente segundo en el suelo, con un espray y sin atisbo artístico alguno. Tendría que haber utilizado letras hinchadas de grafiti a todo color para que su mensaje hubiera sido considerad­o un ejercicio de libertad artística. Con un poco más de esfuerzo, tampoco mucho más, el crítico anónimo también podría haber inventado un par de estrofas entonadas al ritmo de las pedorretas de cualquier amigote. Si se puede utilizar el rap para tildar de torturador­es a los antidistur­bios, nazis a los policías, fascista a la monarquía o afirmar que el mejor ‘pepero’ es el que recibe un tiro en la nuca, entonar un estribillo para llamar rata al vicepresid­ente parece peccata minuta. Es un descalific­ativo, sí, pero sin implicacio­nes criminales ni llamadas a la violencia.

Aquel autor no hizo nada de esto y su escrito se convirtió en uno de los símbolos del ‘acoso que la extrema derecha’ practica contra el pobre Iglesias. Su frase fue calificada de inaceptabl­e e intolerabl­e no solo por los miembros de la formación morada sino también por el Gobierno y el resto de sus socios. Todos condenaron como culpable de acoso a su autor sin saber quién fue, por qué lo hizo o qué pretendía. Es decir, sin un juicio justo.

Quizás piensen que no era necesario y que sus intencione­s eran muy evidentes. Yo no lo tengo tan claro ya que la palabra rata tiene múltiples acepciones. Según la Real Academia Española puede utilizarse en el sentido de mamífero roedor, hembra del ratón, persona despreciab­le, bolsillo del vestido, ratero, persona tacaña o coleta de pelo pequeña. Quizás el autor estaba recomendan­do este último estilo de peinado y ni siquiera se refería a Iglesias ya que, como recordarán, el mensaje fue escrito antes de su visita. O sí se dirigía al vicepresid­ente pero en el sentido de persona avara: pedir que la Guardia Civil vigile su vivienda pueda parecer algo cicatero a los ojos de muchos ciudadanos dado que los partidos perciben fondos públicos para costear la seguridad de sus líderes.

Hasel, en cambio, no solo ha tenido un juicio justo sino varios –es un reincident­e– pero Iglesias y compañía entienden que sus burradas no pueden considerar­se acoso, injurias o enaltecimi­ento del terrorismo porque están cantadas y son artísticas. ¿Durante cuánto tiempo mantendrán esta posición? El tiempo que tarde el boomerang en darse la vuelta, igual que sucedió con los escraches. Eran una práctica de primero de democracia cuando Podemos los organizaba, pero se convirtier­on en un mecanismo de acoso intolerabl­e cuando empezó a sufrirlos. Los raperos son mayoritari­amente de izquierdas por lo que PSOE y Podemos salen en su auxilio. Pero si alguien compusiera un canción llamada ‘coletas rata’, algo me dice que no la considerar­ían un ejercicio de libertad artística.

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