EL DAÑO YA ESTÁ HECHO

La titular de Trabajo descubre con casi un año de retraso las ayudas directas a las empresas que sufren los estragos de la pandemia

Es una eminencia la ministra de Trabajo en todo lo que tenga que ver, por activa o por pasiva, con quedarse atrás o dejar a alguien atrás. Nadie como Yolanda Díaz podía anunciar con tanta circunstancia el amanecer de una nueva era –la «fase posterte», dijo ayer en el Congreso con tono fundacional y solemne– con la que pasar la página del limbo económico y laboral, siempre preferible al purgatorio que viene, con que los expedientes temporales han maquillado desde la pasada primavera el desastre al que ha conducido la gestión y cogobernanza de la pandemia. Un año después de la irrupción del Covid, y como el que desemboca en la fase 3 del ensayo de una vacuna, la también ministra de Economía Social ha llegado a la conclusión de que a estas alturas, y con la mayor caída del PIB en el cuarto trimestre de toda la UE, lo más sensato es apostar por las ayudas directas a las empresas perjudicadas por esta crisis, demanda que la patronal viene exigiendo desde hace meses y que el resto de socios europeos articuló antes de que el coronavirus infligiera daños mayores a sus tejidos productivo y comercial. La «fase posterte», término cuyo prefijo temporal se encarga de dejar todo atrás, es el nombre provisional asignado por Díaz a lo que va a quedar de la economía española cuando llegue mayo, «cuando canta la calandria/ y responde el ruiseñor». El repentino descubrimiento de las ayudas directas, previstas para dentro de un par de meses, como el envío de una nueva vacuna, solo va a beneficiar a las empresas que hayan logrado sobrevivir a la tragedia. Para muchas será ya tarde, no sabemos cuántas. A este Gobierno no se le da bien contar los muertos.