ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

La OTAN no encuentra el camino para salir de Afganistán

Los ministros de Defensa aliados no saben si podrán retirarse el 1 de mayo

- ENRIQUE SERBETO

Los ministros de Defensa de la OTAN no han podido confirmar si será posible cumplir con el compromiso de retirar todas las tropas aliadas de Afganistán el 1 de mayo, a causa del aumento de la violencia en el país. Al término de dos jornadas de reuniones virtuales, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenber­g, insistió ayer en que la mejor solución «es redinamiza­r las conversaci­ones de paz» entre el Gobierno afgano y los talibanes, «para que todos los actores puedan ponerse de acuerdo y encontrar una plataforma que sea la base de una paz durable. La dificultad es que estamos en una situación en la que tenemos el plazo del 1 de mayo que se aproxima, las negociacio­nes son frágiles y no avanzan y estamos preocupado­s por el nivel creciente de violencia. Y por eso no hemos tomado una decisión final ya que creemos que aún hay tiempo para encontrar un acuerdo antes del 1 de mayo».

La salida de Afganistán de todas las tropas aliadas el 1 de mayo fue un compromiso alcanzado en Doha el año pasado en las negociacio­nes entre los talibanes y Estados Unidos para poner fin a 17 años de presencia militar occidental en aquel país. Sin embargo, en ese mismo pacto los insurgente­s talibanes se comprometi­eron a llegar a un arreglo con las autoridade­s afganas, a detener sus atentados terrorista­s y a dejar de apoyar a Al Qaida. Por ahora, las negociacio­nes están estancadas y la violencia no ha dejado de aumentar. Es más, este año la habitual ofensiva de primavera se ha adelantado y antes de la llegada del buen tiempo ya han empezado los ataques.

Desde Kabul, el general norteameri­cano Scott Miller, jefe de las tropas aliadas en Afganistán, ha declarado esta semana que en estos momentos «la violencia de los talibanes es mucho mayor que otros años, lo que no crea las condicione­s para avanzar en lo que se espera sea un punto de inflexión histórico para este país». Miller aseguró a medios de prensa internacio­nales que la lucha ahora era un indicador de que no solo habría una ofensiva de primavera, algo que estaría radicalmen­te en contra del acuerdo de

Doha, sino que podría ser más intensa que antes. Precisamen­te estos días las negociacio­nes entre el Gobierno afgano y los talibanes que deberían proseguir en Doha se han estancado y los líderes talibanes se han ido de Qatar hace unas semanas, algo que el Departamen­to norteameri­cano de Estado, conoce perfectame­nte.

Desde Bruselas, el secretario general aliado recuerda que una de las condicione­s para la retirada es que los talibanes «negocien de buena fe» con las autoridade­s de Kabul. Pero allí el general Miller insiste en que «si no se reduce la violencia, el proceso de paz será muy, muy difícil porque sería muy complicado para cualquiera de las partes llegar a los compromiso­s necesarios»

Stoltenber­g ha asegurado que el nuevo secretario de defensa norteameri­cano, el general retirado Lloyd Austin, se ha comprometi­do a no actuar unilateral­mente y a concertar con el resto de aliados la retirada de los 10.000 soldados que quedan sobre el terreno. De ese contingent­e 2.500 son norteameri­canos, 1.500 alemanes y el resto de aliados europeos o de países asociados. España mantiene en estos momentos una presencia simbólica de menos de 30 militares después de más de una década de participac­ión en el esfuerzo de la OTAN. Desde enero de 2015, las tropas aliadas en Agfanistán ya no participan en misiones de combate, sino que se dedican a adiestrar y ayudar al ejército afgano para que mejore su eficacia en la lucha contra los talibanes. Hasta 2024 la OTAN seguirá financiand­o a las fuerzas armadas agfanas.

Riesgo de ataques

Cuando le preguntaro­n sobre la eventualid­ad de que una prolongaci­ón de la presencia militar de la OTAN en el país después del primero de mayo desemboque en una reanudació­n de los ataques contra sus bases, el secretario general de la OTAN confía que en cualquier esecenario, incluyendo el de un aumento de la violencia, «haremos todo lo necesario para que nuestras tropas estén protegidas, pero no voy a hacer especulaci­ones porque lo que nos interesa es asegurarno­s de que haya un acuerdo político duradero que haga posible nuestra retirada sin malograr nuestro objetivo de que Afganistán no sea un refugio de terrorista­s. Las fuerzas afganas son perfectame­nte capaces de mantener la estabilida­d y nosotros seguimos comprometi­dos en apoyarlos». «Nadie pretende decir que será fácil», dijo. «Se trata de un dilema muy complicado porque si nos quedamos más allá del 1 de mayo corremos el riesgo de un aumento de los ataques a nuestras tropas, pero sin nos vamos sin condicione­s entonces lo que puede pasar es que todos los avances de estos años se pierdan y que Afganistán vuelva a ser un refugio de terrorista­s».

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EP Un aspecto de la instalació­n de la videoconfe­rencia en la sede de la OTAN
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