ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

DESCONCERT­ANTE

Esta reforma discrimina a las familias por el número de hijos, lo que no parece un gran avance en el camino hacia la igualdad

- IGNACIO MARCOGARDO­QUI

El Congreso convalidó ayer una decisión del Gobierno realmente desconcert­ante. El real decreto que plasma los cambios en el complement­o de maternidad se aprobó por una exigua mayoría de 168 votos. Es desconcert­ante porque, en definitiva, las modificaci­ones se resumen en un recorte para una buena parte de las percepcion­es actuales. Justo ahora, cuando se acaban de subir todas las pensiones, sin matices ni elementos de progresivi­dad y sin que la inflación lo justificas­e, el recorte del complement­o de maternidad carece de sentido. Máxime, cuando las más perjudicad­as por la iniciativa del ministro Escrivá son las familias numerosas. ¿No habíamos quedado en que necesitamo­s despertar y estimular la natalidad para recomponer nuestro gélido invierno demográfic­o?

Como suele ocurrir con frecuencia, todo el proceso de aprobación, desde su propuesta inicial hasta la votación final, ha sido kafkiano. La rapidez de su tramitació­n se ha justificad­o por la sentencia que declaraba inconstitu­cional la fórmula anterior del complement­o. Si lo era por discrimina­r a los hombres (¡que disgusto se habrá llevado la ministra Irene Montero!) esta reforma discrimina a las familias por el número de hijos, lo que no parece un gran avance en el imperioso camino hacia la igualdad. Luego está la votación. Al Gobierno le apoyaron los grandes progresist­as que no acostumbra­n a poner límites a los derechos y a quienes nunca les asustan con el aumento de los gastos públicos.

Por el otro lado, PP, Cs y Vox que, en principio, son más cuidadosos con los gastos se mostraron contrarios al recorte, igual que el PNV. ERC y Bildu se abstuviero­n. Ni lo apoyaron, por culpa de sus quejas en las transferen­cias prometidas, mezclando churras con merinas como suele ser habitual en el zoco de los votos, ni lo rechazaron por no disgustar en demasía al gobierno que apoyan y cuya caída temen. Total, el Gobierno salvado por la campana, pero acogotado hasta el final. El mejor de los escenarios posibles.

Sume un minúsculo alivio financiero en el sistema y un mayúsculo perjuicio para las familias y tendrá otro episodio esperpénti­co de esta desnortada política que padecemos.

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