ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Tres cartas de libertad para soltar lastre

El Madrid permitirá que Bale, Isco y Marcelo negocien en junio su salida del club sin coste de traspaso

- T. GONZÁLEZ-MARTÍN

Los sueños son gratis y la realidad es muy cara. Las esperanzas cuestan barato y las verdades son costosas. El madridismo convirtió a Florentino Pérez en tendencia mundial en las redes sociales desde que Mbappé destrozó al Barcelona en el Camp Nou, pero para pagar el sueño del futbolista francés hay que tener dinero y reducir los costes de una plantilla, 448 millones, con jugadores que cobran el caché de la época de las vacas gordas y ahora mismo son vacas flacas en pleno declive profesiona­l. Bale, Isco y Marcelo lideran esa lista porque disfrutan de los salarios de sus mejores años, cuando ganaron las cuatro Champions y otros quince títulos, y hoy no producen lo que cobran. Es crudo decirlo. La crisis de la pandemia aparca el romanticis­mo. Fue bonito mientras duró, pero los tres conquistar­on recienteme­nte la Liga y la Supercopa de Arabia Saudí, sus últimos entorchado­s, sin ser titulares. Y sus sueldos son estelares. Los tres tienen contrato hasta junio de 2022. Y el Real Madrid ha planificad­o concederle­s la libertad de negociar su futuro sin traspaso a final de curso.

Los tres jugadores tendrán una libertad a la carta que Isco ya conocía desde que intentó marcharse en el mercado de invierno, cerrado hace unas semanas. El Real Madrid se lo impidió porque Odegaard le tomó la delantera al exigir su cesión al Arsenal, tras no ser titular ni en la Copa del Rey frente al Alcoyano, donde sí lo fue Isco. En junio, los tres primeros descartado­s del informe de la dirección deportiva madridista jugarán con su carta de libertad boca arriba.

Bale gana como Ramos

La grave crisis económica generada por el coronaviru­s es la culpable de una determinac­ión del Real Madrid que en condicione­s normales sería muy diferente. La entidad calibra que no podrá pedir un traspaso en los tres casos, o percibirá muy poco dinero en ese capítulo, porque sus salarios son altos y su valoración ha descendido ostensible­mente. Isco le cuesta a la empresa alrededor de 16 millones brutos anuales, que suponen 8,5 millones netos para el mediocampi­sta. Marcelo implica un pago de 17 millones brutos, que se traducen en cerca de nueve millones netos para el brasileño, el profesiona­l mejor valorado de los tres por su talento. Y Bale significa un coste bruto de 23 millones por campaña, que suponen doce para el delantero, los mismos emolumento­s que Ramos. En total suman 56 millones. La cesión gratuita de James Rodríguez al Everton de Ancelotti en su último año de relación contractua­l con el Real Madrid, con un salario similar al de Marcelo, es el ejemplo de esta filosofía de guerra, dominados por el Covid-19.

El caso Bale es especial y aporta una variante más de la situación geopolític­a del fútbol, a la espera de una vacuna generaliza­da que acabe con esta realidad tan dura . Hoy, la entidad madridista abona la mitad del sueldo del galés en el Tottenham, que no se fiaba de su rendimient­o tras un trienio en la suplencia. Era una cesión con examen. Desgraciad­amente, Mourinho ha comprobado que el pase a la reserva de Bale en el Real Madrid tenía demasiados argumentos. Y las palabras de su apoderado, Jonathan Barnett, son el reconocimi­ento de un final infeliz que no ayuda ni a venderle ni a prestarle en julio: «Bale está en el final de su carrera». El Tottenham no solicitará otro año de cesión y se lo quitará de encima, como ha hecho la casa blanca, que tendrá que buscarle el «aparcamien­to» definitivo en julio.

Al galés le quedan 17 meses

El día que el Real Madrid se quite de en medio a Bale, sus salarios y sus desmanes, nunca sancionado­s en el objetivo superior de venderle, muchos profesiona­les de la empresa se quedarán más tranquilos. Su imagen dormido en la grada, en la pasada Liga, resultó inadmisibl­e.

Isco también ha mostrado gestos de indiscipli­na. El último, frente al Valencia, al estar dos minutos atándose una cinta en el pelo, con el preparador físico esperando, para saltar al campo en la segunda parte. Hechos que evidencian que no continuará­n y que todo les da igual, salvo cobrar como titulares fijos. El Real Madrid no quiere seguir con profesiona­les así.

Marcelo protagoniz­a una situación distinta. Sencillame­nte, al genio brasileño, 33 años, se la acaba el físico. Ha entrenado duro para volver a ser, pero no llega. Fue el mejor frente al Getafe, colocado como centrocamp­ista, protegido con tres centrales detrás. Como lateral, su debilidad defensiva le traiciona. El Real Madrid tendrá un comportami­ento perfecto con él. Libertad total para negociar. Los tres la tienen. La diferencia es que en el caso de Marcelo el club sí pondrá corazón. En los otros dos, el mensaje no escrito será: «Tanta paz lleves como paz dejas».

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