ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

MOLESTA LIBERTAD

La función de los periodista­s es molestar y eso es lo que tenemos que seguir haciendo

- PEDRO GARCÍA CUARTANGO

LLEVO 45 años ganándome la vida con el periodismo y sigo conservand­o la perplejida­d que sentía en la adolescenc­ia sobre todo lo que pasa a mi alrededor. Pero una de las pocas cosas que he aprendido en esta profesión es que a la gente le gusta escuchar lo que quiere oír y que los periódicos confirmen sus certezas.

Por experienci­a me he dado cuenta de que todo el mundo defiende la libertad de expresión con ardor, pero la mayoría con la condición de que las opiniones coincidan con la suya. A la derecha le molestan las ofensas a la religión y al Jefe del Estado, mientras que la izquierda no tolera que nadie se burle del feminismo o del ecologismo. He escuchado que habría que penalizar la apología del franquismo a aquellos que justifican el terrorismo de ETA o jalean las agresiones en la calle.

Creo sinceramen­te, y lo digo con todo respeto a quienes no piensan como yo, que no debería haber delitos de opinión. El límite estaría en la incitación a la violencia. Pero en materia de creación artística debería existir la posibilida­d de criticar o burlarse de cualquier institució­n.

Esto no es una novedad. Desde Voltaire, existe en la cultura europea un derecho a la irreverenc­ia que ha permitido a los intelectua­les y artistas poner coto a los abusos del poder y de quienes se han erigido en poseedores de la verdad. La irreverenc­ia ha sido un antídoto contra los regímenes totalitari­os que la han perseguido con saña.

Dicho esto, no tengo dudas de que España es una democracia homologabl­e a la de cualquier país de nuestro entorno y que existe una libertad de expresión que, aunque pueda ser reforzada, es hoy muy amplia.

Por eso, no entiendo las declaracio­nes de Pablo Iglesias en las que insiste en implantar ‘elementos de control’ para la prensa, lo que viene a ser algo muy parecido a la censura franquista que yo padecí en mi juventud. Mi experienci­a y mis conocimien­tos me dictan que la principal amenaza para la libertad de los medios son las injerencia­s del poder. Claro que operan intereses empresaria­les y presiones sobre el periodista, pero hay un amplio margen para hacer el trabajo con honradez y, sobre todo, existe una enorme y envidiable pluralidad en el mapa informativ­o.

La alternativ­a que propone Iglesias es que todos los periódicos se sometan al modelo del ‘Pravda’ en el que sólo era posible la unanimidad y el halago al líder. La prensa ha sido, es y será un instrument­o de control del poder. Y, por eso, lo mejor que pueden hacer los políticos es no intervenir salvo que se produzcan situacione­s de monopolio.

La función de los periodista­s es molestar y eso es lo que tenemos que seguir haciendo. Lo que sería una muy mala señal es que Iglesias, Casado o Sánchez nos aplaudiera­n. Prefiero que nos teman a que nos den un abrazo. Y que algunos nos tiren adoquines antes que callar.

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