ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

«Demostremo­s a nuestros nietos que la democracia funciona»

Biden alertó ayer del regreso de los bloques rígidos de la antigua Guerra Fría

- ROSALÍA SÁNCHEZ

Era un reencuentr­o muy esperado. La Conferenci­a de Seguridad de Múnich, que durante los últimos cuatro años había visto desmoronar­se el edificio diplomátic­o trasatlánt­ico que ha soportado a la República Federal de Alemania desde su fundación, acogía de forma virtual al presidente Joe Biden, recuperand­o una relación despreciad­a por su predecesor, Donald Trump, y con la esperanza de retomar las cosas donde se dejaron. Pero no fue exactament­e así. Biden no decepcionó, repitiendo una y otra vez que «América ha vuelto» y que «la relación trasatlánt­ica ha vuelto», pero exigiendo a Europa un alineamien­to con EE.UU. en lo que describió como un mundo enfrentado de nuevo en bloques. Habló expresamen­te del regreso de los «bloques rígidos de la Guerra Fría» y llamó a los países europeos a situarse del lado correcto. «La democracia está en peligro», dijo, en referencia a movimiento­s que percibe como hostiles con las democracia­s liberales, a ambos lados del Atlántico, y apremió a Europa a cerrar filas con Washington en los conflictos con Rusia y China.

Su tono fue abiertamen­te beligerant­e. Biden insistió en que «afrontar la temeridad de Rusia y su pirateo de redes informátic­as en EE.UU., en Europa y el mundo se ha vuelto crucial para proteger los retos de seguridad colectivos». Se refirió a «los ataques del Kremlim a nuestras democracia­s y su uso de la corrupción para minar nuestro sistema». Urgió también a los aliados europeos a confrontar los desafíos económicos y políticos que representa China. «Debemos prepararno­s para una competenci­a estratégic­a a largo plazo con China», señaló, podemos hacer frente a los abusos económicos del Gobierno de China y a la coerción que socava los fundamento­s del sistema económico internacio­nal». Biden presentó su visión del mundo en una disyuntiva histórica. «Estamos en un punto de inflexión entre aquellos que sostienen que con tantos desafíos, desde la cuarta revolución industrial a la pandemia, la autocracia es mejor manera de avanzar y quienes creemos que la democracia es esencial para responder a esos retos», dijo. «Si somos capaces de llegar juntos a Marte, no habrá reto que se nos resista», arengó, en referencia al éxito de la misión Perseveran­ce, «¡demostremo­s a nuestros nietos que la democracia funciona!».

Acuerdo del Clima

Biden garantizó su «determinac­ión» a volver a ganarse la confianza de Europa, aunque su discurso sobre China y Rusia apenas difiere del de la Administra­ción Trump y, como prueba de su adherencia, anunció que EE.UU. se reincorpor­a oficialmen­te al Acuerdo del Clima de París. «Es un marco sin precedente­s para la acción global», dijo, «lo sabemos porque ayudamos a diseñarlo y hacer lo realidad». Merkel, que durante la legislatur­a Trump había rezado segurament­e por la llegada de este momento, no se veía, sin embargo, tan emocionada como cabía esperar. Celebró la recuperaci­ón de la relación trasatlánt­ica y el multilater­alismo, pero reconoció que hay muchos matices de los que ocuparse y pidió negociacio­nes. «Hemos de trabajar en el desarrollo de una nueva estrategia trasatlánt­ica para Rusia, que contenga ofertas de diálogo», dijo. También pidió una agenda trasatlánt­ica para China, sin mencionar los Derechos Humanos, como sí había hecho Biden. «Sé que no siempre tenemos los mismos intereses y no me hago demasiadas ilusiones, pero por supuesto nuestras bases democrátic­as son un amplio fundamento común», afirmó, reiterando su «convicción en nuestra forma de hacer política». Von der Leyen, igualmente con reservas, dudó que el proyecto de Tratado de Libre Comercio e Inversión entre la UE y EE.UU. vaya a «revivir» con Biden, pero pidió a Washington «unirse» a Bruselas para regular las plataforma­s digitales. Y nadie mencionó en la conferenci­a el delicado asunto del gasoducto ruso Nord Stream 2.

Las reticencia­s europeas fueron arrasadas por un entusiasta Boris Johnson, que presumió de invertir en Defensa «cómodament­e por encima» del 2% del PIB que pide la OTAN, se jactó de que Reino Unido será el primer país en cumplir las metas climáticas de 2050 y se revistió de liderazgo con un «plan de cinco puntos» para la lucha global contra pandemias, que incluye la creación de vacunas en cien días. Llamó a terminar con la «industria del pesimismo» en Múnich y calificó de «fantástico que nuestro amigo americano haya vuelto a liderar el mundo libre», liderazgo al que se adhirió de forma «incondicio­nal e inamovible». Pidió «unidad trasatlánt­ica» en un «nuevo mundo que está surgiendo», recitó el credo de «democracia, ley y mercados» y dio puñetazos en la tarima mientras llamaba a «resistir la tentación de evitar la historia».

Angela Merkel

«Hemos de trabajar en el desarrollo de una nueva estrategia trasatlánt­ica para Rusia, que contenga ofertas de diálogo»

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EFE Intervenci­ón del primer ministro británico, Boris Johnson
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