ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Acescam, un mecanismo de ayuda para los centros
María de los Ángeles Sánchez, secretaria general de Acescam, asegura que desde la asociación han trabajado «observando escrupulosamente» todas las recomendaciones e instrucciones que desde las autoridades competentes han ido facilitando. Entre sus labores, se encuentra la de ayudar a los centros a establecer los planes de contingencia, elaborar los planes de desescalada internos y propiciar espacios formativos para profesionales con médicos del mundo. También han supervisado la zonificación de los centros y han ayudado a conseguir los EPI necesarios en una condiciones más ventajosas económicamente. Además de trasladar, «de manera casi inmediata», las nuevas disposiciones y normativas que se iban publicando, «estamos las 24 horas comunicadas con todos los centros para cualquier situación que puede ser sobrevenida». «Es un trabajo ingente que llevamos casi 11 meses llevando a cabo, pero queremos seguir siendo esa herramienta de ayuda para todos los centros», afirma Sánchez.
A día de hoy, la secretaria de Acescam explica que de casi los 100 centros que están integrados en la asociación «faltan dos o tres centros» por recibir la vacuna pero «por situaciones que han tenido que ver con algún brote». «No todos los centros han sufrido brotes, algunos se han salvado y donde se han producido han tenido incidencias desiguales porque todos no han tenido la misma repercusión, ni por la letalidad del virus ni por las circunstancias de conocimiento, formación y materiales».
Afirma que la situación está estabilizada y controlada desde hace varios meses y ahora «están trabajando internamente con los protocolos actuales, por lo que los centros ya están preparados para recibir visitas».
Reconoce que la vacuna ha supuesto «un punto y a parte» y pide un deseo: «Que los profesionales y mayores estén inmunizados y que volvamos a la normalidad lo antes posible con las mayores garantías» tros», con la donación de material, lo que ayudó al centro para hacer más llevaderas las primeras semanas de la pandemia.
En su caso, hubo un 45% de contagios entre los usuarios, de un total de 146 plazas, mientras que entre los profesionales el porcentaje «no llegó al 30%», reconoce. «Establecimos zonas de aislamiento con personal específico y empleamos los EPI adquiridos. Seguimos el plan de contigencia marcado y no se contagió ningún profesional, por lo que entendemos que las bajas que se produjeron entre los trabajadores en marzo fueron por contagios fuera del centro».
Esther coincide con José Ignacio en que la muerte de los mayores ha sido lo más trágico de todos estos meses de pandemia. «Sus pérdidas fueron un ‘shock’ emocional muy fuerte, porque además tienes que dar explicaciones y no las tienes. Esto, unido a un gran estrés de los demás y el tuyo propio, hacía más complicado aún gestionar la situación», explica.
Llegada de la vacuna
La llegada de las vacunas a los centros residenciales supuso un punto de inflexión en la batalla contra el bicho, lo que permitió convertir estos hogares en uno de los lugares más seguros.
Esther tiene grabada en su memoria el 5 de enero, fecha en la que se empezó a administrar la primera dosis. «Lloré más que en toda la pandemia», reconoce la directora de un centro en el que casi todo el mundo ya ha recibido las dos dosis. «Esta pandemia ha sacado lo mejor y lo peor de cada persona, pero en líneas generales ha primado la solidaridad del pueblo, de los residentes y de los trabajadores», admite orgullosa.
La brisa de certidumbre a la residencia Nuestra Señora de la Paz, en Portillo, llegó el 7 de enero. A día de hoy, todos los usuarios también han recibido las dos dosis. «Las esperábamos como agua de mayo y la vacunación ha traído mucha esperanza». Ahora, añade, «las residencias son centros seguros. Los mayores que viven aquí están más seguros que los que pueden estar en sus casas porque tienen más controles», puntualiza José Ignacio.
El optimismo también llegó a la residencia toledana en forma de pancarta. « En Portillo - explica- existe una gran devoción a los Santos Mártires y en abril colocamos un cartel del centenario. Se había celebrado en 2018 al cumplirse cien años de la gripe de 1918, cuando sacaban a los mártires por el pueblo y la gente dejaba de fallecer». «Desde que colocamos la pancarta en la entrada del centro, no ha habido más fallecimientos por covid en la residencia y, desde entonces, continúa ahí puesto en agradecimiento», cuenta con la voz entrecortada.
Los dos directores celebran el anuncio del consejero de Sanidad, Jesús Fernández, sobre la regularización de las visitas de familiares a las residencias de mayores, siempre que el centro esté libre de covid. «Son necesarias para nuestros mayores, porque llevan un año de confinamiento muy estricto. Porque tú cuidas mejor a la persona que se encuentra bien y para estar bien, a parte de estabilidad en la salud, se necesita de la familia», dice Esther.
Dejan claro que las salidas deben de ser de manera controlada siguiendo los protocolos marcados por las autoridades sanitarias. «Nuestros mayores lo necesitan ya», recalca José Ignacio, quien ha hecho uso de las nuevas tecnologías para acercar un poco de «calor humano» a los internos.
Un año casi después de desatarse la pandemia, los dos centros residenciales «respiran tranquilos» con prácticamente la totalidad de sus usuarios vacunados, salvo algún caso puntual, que recibirá el pinchazo en breve. «Somos centros muy seguros y yo creo que la mejor medicina es que se relajen las medidas para que los mayores quieran volver a las residencias y así aumenten las ocupaciones, porque somos un sector que estamos muy tocado», lamenta José Ignacio.