La misa logra audiencias récord en el año del Covid-19

A sus 100 años, María Consuelo Herrero no ha tenido más remedio que acostumbrarse a seguir la misa desde la tableta. Con la irrupción del SARS-CoV-2, la residencia de Santa Justa en La Rioja – donde vive desde hace dos años– se blindó y se dejaron de celebrar los oficios en la capilla. «La misa es una cosa buena y la necesitamos. Por eso, el Santo Padre ha consentido que la sigamos por la televisión», afirma.

Pese a que se ha adaptado bien a la «nueva normalidad», Consuelo admite que echa mucho de menos coger el ascensor para ir a la capilla de la residencia. «Era muy cómodo. Estás allí apacible en misa sin pensar en cosas raras y rezando por los demás», afirma. Muchas personas, sobre todo los ancianos, dejaron de acudir a la Iglesia hace un año y aún no han podido regresar, lo que ha disparado las audiencias de los oficios religiosos en distintas plataformas.

En Televisión Española la misa logró en 2020 una cuota de pantalla del 9,5%, el resultado más elevado en los últimos diez años. Más de 10,3 millones de espectadores siguieron en algún momento la transmisión de la celebración litúrgica, una cifra que supone el 22,9% de la población.

Solo en la diócesis de Madrid, el canal de YouTube de la catedral de la Almudena cuenta ya con 11.000 suscriptores, mientras que al inicio de la pandemia rondaba apenas los 2.000. En la cadena de televisión de los obispos el éxito de los programas religiosos también fue en claro aumento. En 2020, 17.127.000 personas conectaron con la programación socio religiosa de Trece TV, 5,1 millones más que en el ejercicio anterior.

ABC Consuelo ve la misa en la tableta