ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
La voz disidente y la voz doliente
ay dos elementos, dicho sea sin segundas, que convierten esta película en algo especial: Billie Holiday y Andra Day. De la primera se saben muchas cosas, aunque la esencial es que la oyes cantar y lloras; ¿por qué?..., pues, no está claro, pues su tesitura y extensión vocal no
Heran extraordinarias, no era, por ejemplo, Whitney Houston, pero te cuela el ‘Strange fruit’ hasta el tuétano y no necesitas ser de raza negra para irte por el lagrimal. De la segunda, Andra Day, la actriz y cantante que encarna al personaje en esta película, sin gran recorrido hasta ahora en ninguna de esas dos disciplinas, se puede decir que no te da ni un ‘kleenex’ para enjugarte, sino todo lo contrario: su interpretación, su puesta en escena, puesta en drama y puesta en carne son extraordinarias y trae lo que le falta al guion y a la dirección, desgarro donde hay previsión, compulsión donde hay confusión y negrura donde hay negritud.
Lee Daniels es un cineasta potente, capaz de producir ‘Monster’s Balls’ y dirigir esa película con alambre de espinos titulada ‘Precious’, pero aquí no se aprecia diáfana su intención: si era la de que floreciera en la pantalla la sustancia de Billie Holiday, solo lo consigue en parte, aunque el título ya amenaza con ello, su lucha contra un obsesivo FBI, su combate ‘negro’ contra la Casa Blanca… Aunque este mal decirlo, ahí va: el blanquísimo Clint Eastwood le hubiera dado más anchura y profundidad ( tal y como hizo con Charlie Parker en ‘Bird’) y hubiera atrapado mejor ese todo y nada de Billie Holiday que Lee
Daniels, al que, como a otros directores ‘afroamericanos’ (caso reciente el de Shara King y su ‘Judas y el mesías negro’), les cuesta profundizar más allá de la piel, cosa por otro lado comprensible.
Hay momentos impresionantes en ‘Los Estados Unidos contra Billie Holiday’, en especial los de escenario y atmósfera, y esos otros en l os que Lady Day sugiere su intimidad y dependencia del amor abrupto (su relación con los hombres es más interesante que su relación con el FBI). Está la historia, está el deterioro y naturalmente está el racismo; también la voz disidente de Billie Holiday, aunque quizá no se haya rebañado bien la otra, la voz doliente.