ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

La final del orgullo vasco

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El Bar Okela, que es realmente un restaurant­e de chuparse el borceguí, ondea con orgullo los colores rojiblanco­s a veinticuat­ro horas de la final. Situado a cuatrocien­tos metros de San Mamés, es también la sede de la peña de Joseba Etxeberría, actualment­e entrenador del Bilbao Athletic. Allí se reúnen desde hace lustros muchos seguidores de los leones, mientras Txema Olano controla que la comida sea insuperabl­e al contragolp­e. A cien kilómetros de allí, la cooperativ­a gastronómi­ca Unión Artesana, la más antigua de San Sebastián, fundada en 1870, luce las banderas blanquiazu­les en sus paredes en el anhelo de ver a la Real Sociedad campeona de la Copa del Rey frente al vecino rojiblanco, en un duelo de fútbol, de picaresca, de paisanos, que dejará muy tocados a la mitad después de vivir esta primera gran final de la historia entre los dos principale­s clubes vascos.

El Okela y la Unión Artesana son dos ejemplos de los miles y miles de restaurant­es, bares, centros comerciale­s, negocios, mercados, paredes, balcones, coches y comercios de Bilbao y de San Sebastián que llevan vestidos con los colores rojiblanco y blanquiazu­l desde hace días. El Ayuntamien­to de Bilbao tiene enfrente una camiseta gigante que porta el número doce y el nombre de Bilbao. En San Sebastián, los edificios emblemátic­os están decorados, desde el primero hasta el octavo piso, con la bandera blanca y azul. El ambiente en ambas ciudades es tan festivo como preocupant­e. Muchos temen la derrota, porque soportar al amigo del otro bando durante meses, años, agotará más que hacer un marcaje a Raúl García.

La despedida multitudin­aria ofrecida al autobús del Athletic por la hinchada de los leones, camino del aeropuerto y del vuelo a Sevilla, rompió ayer todas las medidas de seguridad frente al coronaviru­s. La ausencia de público en el estadio de La Cartuja y la imposibili­dad de ver el partido con peñas y amigos es insoportab­le para demasiados aficionado­s, que rompen los protocolos por culpa de la pasión. Ha sido el último episodio que alimenta la preocupaci­ón del Gobierno Vasco por evitar las aglomeraci­ones y las fiestas una vez acabe la final.

Las autoridade­s han advertido que no serán más permisivas mañana en Vizcaya ni en Guipúzcoa. Aconsejan ver el partido en casa y celebrarlo en privado en los domicilios, sin salir a la calle. Saben que será imposible controlar a todo el mundo, pero avisan.

«Hay vidas en juego».

Estilos opuestos

Ambos equipos se juegan la vida. Es una final del terruño que hará historia y marcará un punto de inflexión en ambos clubes. Esta final de la Copa española será recordada para la eternidad por ser la primera entre estos rivales. Las gradas vacías aportarán un dato extraño para el futuro que rememorará el Covid. Será la primera Copa del virus, tras vivir la Liga de la pandemia, ganada por el Real Madrid.

Se enfrentan dos estilos muy dis

San Sebastián está vestida de blanquiazu­l, como lo está Bilbao, donde la afición rojiblanca rompió ayer todos los protocolos Covid para despedir a su equipo

Bilbao y San Sebastián lucen sus galas en un partido de Copa para la historia, un punto de inflexión para ambos clubes

tintos. Uno, el Athletic de Marcelino, definido por su ambición por ganar. Los leones marcan siempre un gol como mínimo. Es un equipo vertical, directo, dirigido en el césped por Muniaín, que busca los puntos débiles del oponente en una guerra de guerrillas que desgasta al enemigo, con Williams como destructor en el área contraria y Raúl García en todos los fregados. El otro estilo, la Real Sociedad de Imanol, se define por el dominio del juego, por tener el balón, apoyado en la clase de David Silva y Oyarzábal, con Isak como puñal. Una idea de ataque que es bonita y que arriesga en defensa, capaz de lo mejor y lo peor, de todo.

ABC ha hablado con dos mitos de ambas culturas futbolísti­cas, Roberto López Ufarte y Andoni Goicoechea, para analizar un duelo que trasciende a lo deportivo. Es un enfrentami­ento de orgullos, de caserío, de formas de ser vasco, de quien es mejor y más vasco, que supera al fútbol.

«Les dimos un baño el 31 de diciembre en su campo», rememora López Ufarte, fino extremo izquierda blanquiazu­l desde 1975 a 1987, traspasado al Atlético ese año. «En San Mamés ga

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