ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

El efecto Marcelino en las finales

- JAVIER ASPRÓN

Parecía que no iba a llegar nunca, pero esta final había que jugarla costase lo que costase. Y vaya si costó. Casi un año después de lo previsto, la Copa de la pandemia va a conocer a su flamante campeón. Nunca antes en la historia del fútbol español se había resuelto un título en el transcurso de la siguiente temporada. Es un hecho insólito, uno más que dejan los tiempos actuales. Athletic Club y Real Sociedad, bien que se sabe, son los candidatos al trofeo más antiguo, por lo que esta noche se pondrá en juego también la supremacía del fútbol vasco, el mismo que fue preeminent­e en España durante muchos años, pero cuyos éxitos en las dos últimas décadas han terminado saliendo con cuentagota­s.

Tan extraño ha sido todo lo que ha rodeado a esta final que habrá campeones que no estén hoy en Sevilla. Lo saben bien Gaizka Garitano, Beñat y Mikel San José. También Diego Llorente, Odegaard y Willian José. Fueron miembros fundamenta­les de las plantillas de los dos finalistas el año pasado, y se marcharon sin que el coronaviru­s permitiese encontrar una fecha que los hiciera partícipes del encuentro.

Es difícil encontrar dos rivales que se conozcan tan bien como Athletic y Real. Y, sin embargo, la final es inédita, pues nunca en 118 años

El asturiano, artífice del buen momento del Athletic, ya ganó con el Valencia la última final de la Copa del Rey en disputarse. Y a los pocos días de aterrizar en Bilbao fue capaz de motivar a sus nuevos jugadores para ganar de forma consecutiv­a al Real Madrid y al Barcelona para levantar la Supercopa de España en este mismo escenario.

Marcelino, técnico del Athletic

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