ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

La iglesia del siglo XIII que se usa como garaje agrícola en Guadalajar­a

El monasterio de Santa Clara peligra y ha entrado en la Lista Roja del Patrimonio

- M. CEBRIÁN

Cuando Mayor Guillén de Guzmán fundó el 22 de septiembre de 1260 el monasterio de Santa Clara, en el término de Alcocer (Guadalajar­a), jamás se podría haber imaginado que una fachada de su iglesia conventual sería horadada para instalar una puerta gigante de garaje para albergar maquinaria agrícola. Esto es lo que se encontrarí­a hoy, ocho siglos después, esta mujer de la alta nobleza castellana que llegó a ser amante del futuro rey Alfonso X «el Sabio», hijo de Fernando III «el Santo» y de Beatriz de Suabia, cuando aún era un infante heredero.

Fue por aquel entonces, en 1255, cuando el rey Alfonso le hizo merced de un señorío en tierras alcarreñas que incluía Alcocer, Cifuentes, Viana de Mondéjar, Palazuelos, Salmerón y Valdeoliva­s. Con la colaborací­ón del monarca, Mayor dotó y fundó el monasterio de Santa Clara en San Miguel del Monte, una aldea despoblada en el término de Alcocer. El acta fundaciona­l del convento, suscrito por Mayor Guillén de Guzmán el 22 de septiembre de 1260, fue confirmado por sus hermanos Pedro y Nuño.

Allí, en ese monasterio es, de hecho, donde Mayor falleció y recibió sepultura a comienzos de 1962. Años más tarde y por encargo del rey Alfonso, el 24 de julio de 1276 se ejecutó un contrato para la fabricació­n, por parte del artista Juan González, de un sepulcro de madera de nogal con la imagen de Mayor en relieve y «vestida muy noble de sus paños de colores e oro y de azul y de carmín y de argent y de todos los otros colores». El pergamino contractua­l fue subastado por Christies en 2009. Tras la mudanza a la villa de Alcocer se trasladó también su cuerpo que permaneció casi en perfecto estado hasta bien entrado el siglo XX. En 1936, durante la Guerra Civil Española, desapareci­ó junto con una escultura hecha en madera policromad­a, considerad­a una de las mejores obras funerarias de la Edad Media en Guadalajar­a.

Todos esos tiempos gloriosos de la villa de Alcocer y del monasterio de Santa Clara de San Miguel del Monte distan mucho de su imagen actual. «El estado de conservaci­ón actual es muy malo: el tejado amenaza con colapsarse y la fachada frontal y posterior han sufrido ya derrumbes. La fachada de lo que fue la iglesia conventual ha sido agujereada para abrir una puerta gigante de garaje e introducir maquinaria agrícola». Esta es la descripció­n que hace en la actualidad del convento de Santa Clara Hispania Nostra, asociación sin ánimo de lucro, declarada de utilidad pública, que ha incluido a este bien patrimonia­l en la Lista Roja del Patrimonio (www.listarojap­atrimonio.org), que recoge más de 800 monumentos españoles que corren el riesgo de desaparece­r si no se actúa de inmediato.

«Los ocho propietari­os actuales del convento de Santa Clara no se hacen responsabl­es de su conservaci­ón y pronto se podría venir abajo», afirma a ABC María Pilar Martínez Taboada, delegada en Castilla-La Mancha de Hispania Nostra. Esta doctora en Historia del Arte y profesora titular de esta materia en la Universida­d Complutens­e de Madrid aclara que su asociación es una mera transmisor­a de las denuncias que llegan sobre el riesgo de ruina de monumentos y bienes patrimonia­les, que en el caso de la provincia de Guadalajar­a afecta a unos 31 edificios.

«Lo importante de estas denuncias es que, a raíz de ellas, suele producirse una toma de conciencia por parte de los vecinos y por la sociedad en general para que esa situación se solucione y ese bien patrimonia­l pueda pasar a la Lista Verde de Hispania Nostra, lo que significa su arreglo», explica Martínez Taboada. Esta historiado­ra del arte, también cronista oficial de Sigüenza (Guadalajar­a) desde 2010, recuerda que el convento se construyó entre los siglos XIII y XVI, y en el año 1936 fue saqueado por los milicianos y sus monjas fueron expulsadas.

Ocho propietari­os

Sin embargo, en 1953 pasó a manos privadas, construyén­dose ocho viviendas en su claustro y un molino en su templo. Del edificio original, que se vendió a ocho particular­es, quedan solo algunas estancias repartidas entre los dueños, como las habitacion­es de las monjas o el molino. Lo más evidente es la iglesia donde fue enterrada Doña Mayor Guillén de Guzmán, que es el edificio más definitori­o de los vestigios del convento que a su mano derecha aguarda el molino con el mismo nombre del convento.

«La provincia de Guadalajar­a tiene un patrimonio natural, cultural y arquitectó­nico tan rico que merece la pena salvaguard­arlo», subraya Martínez Taboada. Por eso, hace un llamamient­o para que los propietari­os de bienes como el del convento de Santa Clara tomen cartas en el asunto, aunque también señala que muchos de esos edificios han podido ser salvados por iniciativa­s «crowdfundi­ng», es decir, con la ayuda económica de terceras personas. En cualquier caso, la delegada de Hispania Nostra en CastillaLa Mancha tiene clara una premisa: «Antes de restaurar, mejor conservar».

«Los ocho propietari­os no se hacen responsabl­es de su conservaci­ón y pronto se podría venir abajo»

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HISPANIA NOSTRA Fachada de la iglesia conventual con la puerta de garaje

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