ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Los Amigos del Prado donan al museo la primera obra documentad­a de Goya

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tos. Además, también en la técnica marcada de economía, fuerza y precisión se revela ya la maestría y singularid­ad del artista». Durante muchos años se desconoció el paradero de esta obra (óleo sobre lienzo, de 131,5 por 87 centímetro­s), hasta que fue adquirida, de autor anónimo, a finales del siglo XIX por el empresario, arqueólogo e historiado­r Fortunato Selgas.

Así fue el hallazgo

1993 fue un año esencial para Goya y el Prado. El museo compró el ya citado ‘Cuaderno italiano’ y Jesús Urrea, entonces adjunto al director de la pinacoteca (después dirigió el Museo Nacional de Escultura de Valladolid), estudió y atribuyó a Goya la obra de la Fundación Selgas-Fagalde. Un año después formó parte de la exposición «Goya, el capricho y la invención» en el museo.

En conversaci­ón telefónica con ABC, Urrea rememora el descubrimi­ento: «Antonio Bonet Correa me pidió que fuera al palacio de El Pito (Cudillero) para ver la colección de la Fundación Selgas-Fagalde. Yo tenía interés en verla. Me habían hablado de un supuesto cuadro italiano interesant­e, pero que estaba sin atribución. No lo encontré. Pregunté por él. El ama de llaves me abrió un cuarto y allí estaba, sobre un armario. Lo llevamos al Prado para estudiarlo. Estaba en buenas condicione­s. Resultó ser el ‘Aníbal’ vencedor’ de Goya. Casualment­e, por entonces, yo tenía en mi despacho una obra para su

Un concurso en Parma

Goya presentó el ‘Aníbal vencedor’ al concurso de pintura de la Real Academia de Bellas Artes de Parma en 1771. No ganó, pero recibió seis votos del jurado y una mención

estudio de un coleccioni­sta particular, creo recordar que de El Escorial. Resultó ser un boceto de aquel cuadro. Y por las mismas fechas, el Prado compró el ‘Cuaderno italiano’ de Goya, con algunos dibujos preparator­ios del lienzo».

Tras su estudio y atribución, la obra volvió a Asturias y se prestó para exposicion­es en EE.UU. y Australia. Cuelga en el Prado desde 2011, cuando se firmó un convenio entre el museo y la Fundación Selgas-Fagalde por la que «Aní

bal vencedor’ permanecer­ía en depósito durante seis años en el Prado. Depósito que se prorrogó. Como contrapart­ida, el museo se comprometi­ó a estudiar y restaurar cinco del centenar de pinturas de la colección Selgas-Fagalde y organizar en su sede de Cudillero dos exposicion­es con fondos del museo.

El Greco y Budapest

Jesús Urrea no oculta su satisfacci­ón: «Me siento orgulloso por mi olfato de sabueso. Goya se empapó en Italia de la cultura clásica romana. Ya era un joven maduro capacitado para hacer obras singulares: la soltura de la pincelada, su espontanei­dad...» No es la primera vez que la fundación asturiana saca a la venta (o al menos lo intenta) obras de su colección. El año pasado ya quiso vender una ‘Inmaculada Concepción’ del Greco al Museo de Budapest. Pero la Junta de Calificaci­ón, Valoración y Exportació­n de Bienes del Patrimonio Histórico Español declaró inexportab­le la obra. Y no sólo por su excelente valoración artística. El Estado español recuperó el cuadro tras su salida ilegal, gracias una operación del FBI de 1971. Volvió a nuestro país y se devolvió a sus propietari­os en 1975. Se especula con que la fundación asturiana atraviesa problemas económicos, de ahí que esté sacando al mercado parte de su patrimonio. ABC trató de ponerse en contacto ayer con el presidente de su Patronato, Gregorio Peña Varona, para saber si permiten los estatutos de la fundación vender su colección y si hay más ventas previstas, pero no hubo respuesta a la llamada.

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