ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Las amistades peligrosas de David Cameron
El yate del Príncipe saudí Mohamed bin Salman ha atracado esta semana en la costa de Cornualles
or mucho que le duela, David Cameron pasará a la historia por ser el hombre que se jugó el futuro de Reino Unido a una carta y lo perdió. Marcado para siempre por el estigma del Brexit, en julio de 2016 abandonó el 10 de Downing Street y se retiró a una caseta en el campo para escribir un libro de memorias, que no ha sido precisamente líder en ventas. Si pretendía limpiar su imagen lejos de la política, no parece haber encontrado el camino y cada día, la prensa se encarga de recordárselo. El ‘Financial Times’ destapó que el exprimer ministro viajó a Riad con el exbanquero
Lex Greensill –fundador de la financiera Greensill Capital, que quebró el pasado marzo, y en la que Cameron ejercía como consultor– tan solo unos días después de conocerse que Bin Salman había ordenado el asesinato del periodista Jamal Khashoggi. Los ilustres turistas visitaron la tienda en el desierto del Príncipe saudí, como acredita la foto que difundió ‘ The Wall Street
Journal’, el pasado lunes. Conversan frente a una hoguera, con una taza de té y un look poco pro
Ppicio por mucho que fueran a hacer negocios.
En un comunicado sobre su visita a Arabia Saudí, Cameron se defendió: «Aproveché la oportunidad para plantear preocupaciones sobre los derechos humanos » . Y añadió: « Como siempre hice cuando me reuní con el líder saudí cuando era primer ministro». Una bonita casualidad, teniendo en cuenta que Greensill Capital planeaba abrir una oficina en la capital saudí, en el momento del viaje en enero de 2020. Los lazos y negocios de Cameron con Bin Salman han vuelto a saltar a la palestra después de que el superyate del Príncipe, valorado en 44 millones de libras, haya atracado en Falmouth, en la costa de Cornualles, lugar habitual de veraneo del exprimer ministro, donde acostumbra a practicar surf y la prensa le retrató envuelto en una toalla de Mickey Mouse mientras se cambiaba de bañador.
La embarcación Pegasus VIII, de 77 metros, dispone de piscina, helipuerto, campo de golf y área de juegos para niños. El ancla se echó cerca del castillo de St. Mawes para ofrecer a los huéspedes unas vistas impresionantes de la costa. Tiene capacidad para hasta 12 invitados y una tripulación de 26, terraza para fiestas con dos barras, una pista de baile, piano de cola, barbacoa y una bodega de tequila de 1.000 botellas. La fiesta está garantizada y los fotógrafos ya vigilan cada movimiento en el puerto de Falmouth.
Investigación Greensill
El barco de Bin Salman no recala en el mejor momento para Cameron. El Gobierno británico ha encargado una investigación sobre la firma financiera angloaustraliana Greensill Capital, tras revelarse que Cameron buscó apoyo del Ejecutivo para esa empresa. La prensa denunció que Cameron presionó en 2020 a varios ministros de Boris John
para obtener préstamos favorables para Greensill.
Conviene recordar que siendo Cameron primer ministro, en 2012, nombró a Lex Greensill asesor de su Gobierno, abriéndole así la vía para lograr un suculento contrato con la sanidad pública británica. En 2018, con Cameron ya en sus horas bajas, el banquero le fichó como consultor para su banco, Greensill Capital. Un caso de puertas giratorias en toda regla que no hace más que seguir sumando fracasos y malas prácticas al oscuro historial de David Cameron.