ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Patrisse Cullors, la activista que ha resultado ser un fraude
Fundadora de Black Lives Matter, asegura que nunca ha cobrado por su trabajo en la organización. Sin embargo, acaba de mudarse a un lujoso barrio y se le ha descubierto un amplio patrimonio inmobiliario
sus 37 años, Cullors se había convertido en una heroína y una de las activistas más importantes de EE.UU. desde la fundación en 2013 de Black Lives Matter (las vidas negras importan) junto a otras dos mujeres. La idea surgió tras el veredicto de ‘no culpable’ que obtuvo George Zimmerman, un hombre acusado de matar a tiros al adolescente negro Trayvon Martin en Florida. Este movimiento arranca como etiqueta de una red social entre la comunidad afroamericana y su popularidad ha ido creciendo a nivel mundial tras sus numerosas manifestaciones y presión política en las protestas por las numerosas muertes de afroamericanos en acciones policiales. Su última víctima, George Floyd.
Cullors ha recibido infinidad de galardones con los que se destaca su liderazgo mundial. Su biografía ‘Cuando te llaman terrorista: una memoria de Black Lives Matter’, publicada en 2018, ha sido un éxito de ventas, y en octubre pasado firmó un acuerdo con la división de televisión de Warner Bros para ayudar a producir contenidos en los que tengan presencia voces negras que históricamente han sido marginadas. Pero su prestigio y su vocación marxista se ha visto empañada en los últimos días al filtrarse que Cullors se acaba de comprar una casa de un millón y medio de euros en un exclusivo barrio de Los Ángeles, donde la mayoría de sus vecinos son de raza blanca. Pero esta no sería la única propiedad que confirmaría el extenso patrimonio de la activista. Según ‘The New York Post’ también habría comprado otras dos casas en Los Ángeles en los últimos años y una finca de 3.2 acres en Georgia. La información ha causado un gran revuelo mediático y malestar entre los miembros de la Fundación, algunos de los cuales se sienten estafados. Por eso, la Black Lives Matter Global Network Foundation (BLMGNF), de la que ella es directora ejecutiva, ha emitido un comunicado en el que asegura que Patrisse «es voluntaria y no recibe un salario ni beneficios. Tampoco han pagado su casa y aseguran que solo ha percibido unos 120.000 euros desde el comienzo de la organización, para cubrir sus gastos como portavoz y participar en el trabajo de educación política. Y que esta compensación se suspendió en 2019».
La propia afectada cree que todo forma parte de un complot de los partidos de derecha que intentan minar el apoyo y la influencia de un movimiento tan importante como el suyo. «Esta ofensiva de la derecha no solo pone a Patrisse, su hijo y sus seres queridos en peligro, sino que también continúa la tradición de terror de los supremacistas blancos contra los activistas
APatrisse Cullors, en la alfombra roja de los Oscar en 2018
negros», asegura otro miembro de la organización. También sus propios defensores han sido críticos con la situación. «Lo encuentro hipócrita y está actuando como una capitalista», dijo Jason Whitlock, un periodista deportivo negro, sobre la decisión de la líder de vivir en un vecindario mayoritariamente blanco. Whitlock asegura que los fundadores de BLM como Cullors están «ganando millones de dólares a costa de estos hombres negros muertos a quienes no escupirían si estuvieran en llamas y vivos». La organización recaudó 90 millones de euros el año pasado, según AP, pero sus cuentas son opacas hasta el punto que han provocado un crisis interna de liderazgo. Las cofundadoras de Cullors se han ido, y el verano pasado Patrisse asumió todo el poder. Brown, cuyo hijo Michael Brown Jr., fue asesinado por la policía en Ferguson, Misuri, en 2014, dice que él y su grupo de defensa han sido estafados por la organización BLM. ‘ ¿ Por qué la fundación de mi familia no ha recibido ninguna ayuda del movimiento?’, ha denunciado públicamente en varias ocasiones. Y mientras se aclaran las cuentas, siguen apareciendo otros negocios lucrativos de la lideresa negra cuyo discurso empieza a ser una utopía y ella una gran decepción para la comunidad afroamericana.
ARA escribir menús de gastrobares, Sánchez sería un monstruo. No se paga lo mismo por una anchoa que por una «delicia de engráulido de la cornisa cantábrica, cosecha de mayo del 20, salazonada en barrica de roble irlandés con AOVE de picual y fileteada artesanalmente en Santoña». No es lo mismo decir que los fondos europeos de recuperación se van a dedicar a arreglar carreteras que a «impulsar las infraestructuras y los ecosistemas resilientes » . Carreteras hacía Franco, gran aficionado a las truchas que él mismo pescaba. Sánchez hace ecosistemas resilientes y degusta salmónidos de extracción fluvial. El truco es que usted no sepa qué está pagando ni qué está votando. Que se sienta inferior, desbordado por la aparente riqueza de conocimientos de su amo, achicado ante su exhibición dialéctica. Y, sobre todo, que usted nunca detecte el engaño, que no sepa que los millones todavía no han llegado y que quizás nunca llegarán. Por eso el presidente no le puede prometer el arreglo de su calle, sino un «ecosistema resiliente». Humo. Ruido de matraca. Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir, dijo Quevedo.
La poesía sanchista nos habla de los planes de desarrollo sostenible de la Agenda 2030 para un modelo transversal de cohesión con perspectiva de género basado en la intermodalidad inclusiva «con el fin de maximizar de manera equitativa el bienestar social y económico resultante sin comprometer la sostenibilidad de los ecosistemas vitales». Esto está cogido literalmente de la web de La Moncloa. Pero la prosa dice otra cosa: 2.500 jueces han mandado una carta a la vicepresidenta de la Unión Europea para Valores y Transparencia denunciando la violación del Estado de Derecho en España, donde se apedrea a partidos legales mientras se pacta con los herederos de ETA, por no hablar del ritmo de vacunación, del sablazo de Hacienda a los que están en un ERTE, de la falta de ayudas directas a los sectores más perjudicados por la pandemia... Así es la política cascabelera del presidente poeta: nos puede servir una degustación de detrito de materiales sólidos resultantes del proceso de absorción de nutrientes, pero jamás una hez.
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