ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Malestar feminista por discriminar a las niñas en la Ley de la Infancia
Denuncian que se utilice la norma para introducir la terminología ‘queer’
La ley de Protección a la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia abre un nuevo capítulo de discrepancias entre el feminismo y la manera del Gobierno –especialmente en la rama de Unidas Podemos– de dar visibilidad a la igualdad entre hombres y mujeres.
Las asociaciones de mujeres, que celebran que se apruebe una norma que proteja a los menores del acoso y la violencia, lamentan a la vez que se utilice la misma para insertar terminología ‘queer’ como ‘identidad de género’, ‘expresión de género’ o ‘identidad sexual’. «Introducen una terminología que deriva en nefastas consecuencias, particularmente para la infancia, como ya se está viendo en otros países», denuncia la plataforma Contra el Borrado de las Mujeres, que engloba a colectivos feministas.
El texto tiene como fin eliminar todo tipo de violencia contra «niños, niñas y adolescentes». Sin embargo, la categoría ‘sexo’ no aparece como posible forma de discriminación, mientras sí lo hacen la edad, la orientación sexual o la expresión de género, entre otras. «No se contempla, siendo como es la principal y más habitual motivación del acoso que sufren particularmente las niñas», reclama la citada plataforma.
Es el caso, por ejemplo, del artículo 32, referido a protocolos de actuación en el ámbito educativo, en el que se insta a «contemplar actuaciones específicas cuando el acoso tenga como motivación la discapacidad, la edad, prejuicios racistas o por lugar de origen, la orientación sexual, la identidad o expresión de género». «En la violencia que se ejerce contra las niñas, el sexo es relevante», rematan.
Los obispos tacharon ayer de «gravemente injusta la acusación» de la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, quien señaló a la Iglesia como «cómplice» de los abusos a menores. Durante el debate parlamentario de la ley contra la violencia a la infancia, Belarra aseguró que «hay que decir que la Iglesia Católica ha sido cómplice demasiadas veces en este país, encubriendo la violencia sexual hacia los niños». Los obispos señalaron en una nota que el trabajo de miles de laicos, sacerdotes y religiosos «no puede quedar empañado ni por las acciones de algunos de sus miembros que son indignos de ese trabajo ni por las apreciaciones de los políticos que, presas de un rancio anticlericalismo, utilizan a la Iglesia para la confrontación política en una estrategia de ruptura».