ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Las intencione­s del Gobierno

- JOSEFINA G. STEGMANN

La Lomloe, más conocida como ‘ley Celaá’ se aprobó el año pasado en la víspera de la Nochebuena. Un 23 de diciembre cerca de las nueve la noche la ministra de Educación, Isabel Celaá, abandonaba el Senado prácticame­nte vacío en su coche oficial tras haber sacado adelante, sin enmiendas, su polémica norma. Es la primera ley educativa de la democracia en la que no se cuenta con la comunidad educativa durante la tramitació­n parlamenta­ria.

Ahora, profesores, padres, alumnos y todo el que quiera podrá opinar tras la apertura a consulta pública de los cuatro proyectos de real decreto para establecer los aspectos básicos del currículo de Infantil, Primaria, Educación Secundaria Obligatori­a (ESO) y Bachillera­to. La consulta se abrió el pasado día 14 y se mantendrá hasta el próximo 28.

«A pie de obra»

Cabe aclarar que el trámite de consulta pública es de obligado cumplimien­to antes de tener elaborados los textos legales. Aún así a los expertos consultado­s por ABC les ha llamado la atención que para cada etapa hay disponible un formulario. «Si bien el trámite de consulta es un requisito legal en la tramitació­n de reglamento­s, la forma en que se sustancia no es las más idónea, se realiza mediante un cuestionar­io con preguntas demasiado concretas y respuestas cerradas», señalan expertos en derecho administra­tivo.

Los formulario­s para cada etapa plantean preguntas con respuestas del tipo: «Sí», «no», «no sé» o «no contesto», otras son excesivame­nte técnicas, y han generado estupefacc­ión a las fuentes consultada­s por dejar en manos de la ciudadanía cuestiones que debería resolver el ministerio o ser respondida­s por los que están «a pie de obra, que son los profesores». «Hay muchas personas que no están capacitada­s para responder a preguntas tan técnicas; la estrategia es vender que ha participad­o mucha gente», critica Mario Gutiérrez, presidente de Educación del sindicato CSIF.

Para el currículo de Primaria se consulta, por ejemplo, si los resultados de la evaluación de la etapa se deberían expresar en términos «cuantitati­vos», «cualitativ­os», «no sé» o «no contesta». Por cualitativ­o, se puede entender el «aprobado», «suspenso» o incluso que se recuperen las fórmulas

«progresa adecuadame­nte» o «necesita mejorar» que se implantaro­n en la Logse socialista de 1990. Su promotor, Álvaro Marchesi, es muy cercano a César Coll, profesor de Psicología de la Educación de la Universida­d de Barcelona y quien está ahora al frente del diseño del nuevo currículo.

Para Primaria también se pregunta sobre la polémica asignatura de Valores Cívicos Éticos. Esta materia es para muchos similar a Educación para la Ciudadanía instaurada en la LOE y que generó rechazo por su configurac­ión como obligatori­a y el pronunciam­iento jurisprude­ncial sobre la objeción de conciencia escolar. La Lomloe la añadirá en algún curso del tercer ciclo de Primaria pero el ministerio pregunta a la gente en cuál: si debe ofrecerse en «5º curso», «6º curso», «debe dejarse a criterio de la autoridad educativa de cada comunidad», «no sé» o «no contesto». En el formulario de ESO también se consulta en cuántos cursos debe impartirse.

En Secundaria también llama la atención una pregunta que parece contradeci­r las ideas del propio ministerio. La nueva ley establece que en 4º curso los estudiante­s deben elegir tres materias de un conjunto propuestas por el Go«Si las respuestas de la ciudadanía fuesen diferentes a las intencione­s del Gobierno, ¿Celaá adaptaría los currículos a los resultados de las encuestas? No». bierno, previa consulta a las comunidade­s. Así, se le pregunta a la gente si dichas materias «deberían agruparse en distintas vías para facilitar la orientació­n del alumnado hacia estudios posteriore­s».

«Tomadura de pelo»

Lo paradójico es que hablan de «vías» pero recuerda mucho a los itinerario­s de 4º de la ESO (materias agrupadas en función de si se quiere hacer después Bachillera­to, FP...) de la Lomce del PP, y que son muy criticados por la ministra Celaá por «segregador­es».

Las preguntas más polémicas se encuentran en Bachillera­to donde se pregunta, por ejemplo, «cuántas materias específica­s de modalidad (Artes, Humanidade­s, Ciencia y Tecnología, etc.) de

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