Centrista convencido y subestimado

Padre de tres hijos y católico, presidente de su región natal, Laschet recuerda a Merkel, que tampoco entusiasmaba en su primera elección

Para sus críticos, Armin Laschet es demasiado blando, demasiado callado, demasiado vacilante, sin perfil de poder. Sin embargo, discretamente, ha ido escalando y quitándose de encima a feroces rivales a base de calma y perseverancia, hasta hacerse con el liderazgo conservador. La frase con la que ha conquistado a la CDU es «tenemos que hablar con claridad, pero sin polarizar», sumada a un perfil austero y continuista.

Católico, nacido en una familia minera, Armin Laschet sigue viviendo en el mismo adosado de Aquisgrán en el que ha criado a sus tres hijos. Milita en la CDU desde los 18 años y, tras pasar por casi todas las instancias de la Administración alemana y el Parlamento Europeo, es presidente de su región natal, Renania del Norte-Westfalia, la más poblada de Alemania con 18 millones de habitantes y tradicional bastión de la formación socialdemócrata.

Un vistazo rápido a las encuestas revela su principal debilidad: casi nadie confía en que llegue a la Cancillería por falta de carisma, incluida la mayoría de los partidarios de la CDU, pero los suyos recuerdan que Merkel tampoco despertaba entusiasmo en su primera elección y, como Laschet, ha evitado siempre la exhibición de la voluntad de poder.

Inclinación liberal

Sus partidarios señalan, además, su gran poder integrador y su enorme capacidad de tender puentes, en una sociedad como la alemana cada vez más polarizada. Interpretan su calma como una fortaleza y repiten que ha demostrado sobradamente que puede ganar elecciones, condición principal para el puesto de candidato. Él dijo de sí mismo, en el discurso con el que se convirtió en presidente del partido: «Puede que no sea el hombre de la escenificación perfecta, pero soy yo, Armin», anteponiendo la sinceridad al carisma.

Laschet está más cerca de las alas social y liberal que de la más conservadora de la CDU. Su constelación de deseos políticos incluye sin duda una coalición con los liberales del FDP, con el que gobierna en Renania del Norte-Westfalia, pero mantiene muy buenos contactos con la formación de los Verdes. Tiene sin duda todo lo necesario para ser un gran canciller, pero sale herido de la lucha fratricida por el poder, en la que Söder lo ha hecho parecer débil. «El perfil de Laschet es ahora tan pálido que como candidato a canciller de la Unión podría terminar allanando el camino a la Cancillería para los Verdes», apunta el investigador de opinión Manfred Güllner.

Siempre apoyó la política de refugiados de la canciller Angela Merkel y evitó cuanto pudo la mano dura en la lucha contra la pandemia. «Sólo ganaremos las elecciones si seguimos siendo fuertes en el centro de la sociedad», defiende al explicar su línea centrista.