ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Manuel Serrano Ríos (1935-2021)
Se convirtió en un gran médico humanista, que deja una profunda huella en la medicina española
El profesor Manuel Serrano Ríos, una de las grandes figuras de la medicina española de las últimas décadas, falleció el pasado martes, 20 de abril, a la edad de 85 años. Catedrático de Medicina Interna en la Universidad Complutense de Madrid y miembro de número de la Real Academia Nacional de Medicina, consiguió integrar de manera ejemplar la investigación, la docencia universitaria y la práctica clínica.
Se nos va un gran investigador. Su pasión por el estudio y la investigación le cautivaron desde su etapa en la Fundación Jiménez Díaz, en el Instituto de Investigaciones Clínicas y Médicas, donde pasó dieciocho años de su vida profesional. Tras su paso por varias universidades y centros sanitarios, en 1986 consiguió la jefatura del servicio de Medicina Interna del Hospital Clínico San Carlos. Fue en dicho centro donde, según sus propias palabras, desarrolló la etapa más equilibrada, serenamente activa, productiva y gratificante de su vida personal, académica e investigadora. Allí fundó y dirigió el laboratorio de investigación de Diabetes, Obesidad y Aterosclerosis. Sus aportaciones científicas son innumerables, destacando sus investigaciones en el área de la fisiopatología de la secreción de la insulina, la epidemiología y la genética molecular de la diabetes mellitus, o el síndrome metabólico.
También se nos va un maestro. En realidad, un maestro de maestros. Tuve la suerte de conocerle bien durante los dieciocho años en los que fue miembro del consejo científico de la Fundación Lilly, donde tanto disfrutamos de sus aportaciones y su amistad. Su memoria privilegiada, su saber enciclopédico y su capacidad expositiva eran realmente portentosas y hacen que sintamos una sana envidia de todos los alumnos que disfrutaron de sus clases de Patología General o de Patología y Clínica Médicas, y de los investigadores que le tuvieron como maestro, muchos de los cuales dirigen hoy prestigiosos departamentos médicos nacionales e internacionales.
Y se nos va un médico. Ante todo, un médico. Esa palabra que, cuando se utiliza sin ningún otro calificativo, es capaz de generar en nosotros tantas emociones. La práctica de la medicina como hilo conductor de todo lo demás. Esa medicina que, en palabras de su admirado William Osler, se practica con el cerebro y con el corazón. La medicina científica y la medicina que también se ocupa de la persona que hay detrás de cada paciente. Cuando en 2017 fue elegido para pronunciar la lección magistral Andrés Laguna en el paraninfo de la Universidad de Alcalá, sabíamos que estábamos ante un gran investigador, un maestro y un médico. Un médico que, durante su trayectoria vital, se convirtió en un gran médico humanista que deja una profunda huella en la medicina española. Descanse en paz.