ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Los Oscar pierden vía China la magia de sus grandes citas
Censurada por Pekín e ignorada en EE.UU., la fábrica de sueños de Hollywood parece más terrenal que nunca
El palmarés de la 93 edición de los Oscar lo podría haber firmado el jurado de cualquier sesudo festival europeo. La fábrica de sueños que era Hollywood, con proyectos mastodónticos y cineastas amados por el gran público, se ha apagado. No es solo por este año de pandemia en el que nombres como Spielberg o Villeneuve han preferido guardar sus películas para tiempos mejores; es algo que viene de atrás. En 2020, con Scorsese, Tarantino o Todd Phillips en la pugna, los académicos eligieron al surcoreano Bong Joon-ho (que había ganado en Cannes). En 2018, apostaron por ‘La forma del agua’, de Guillermo del Toro, que había ganado en Venecia. Y más atrás, la ya olvidada ‘Moonlight’ le quitó la gloria al canto a la vida y al cine que era ‘La la land’. ‘Nomadland’, la triunfadora de ayer, también salió ganadora de Venecia; ‘Sound of metal’, mejor montaje, es puro ‘indie’ americano; ‘Minari’ es un drama familiar coreano; ‘Una noche en Miami’ y ‘El padre’ son pequeñas adaptaciones de obras de teatro... Y así.
La Academia se ha alejado del público, con los títulos más premiados desaparecidos de las listas de los más taquilleros del año. Mientras, la au
Anthony Hopkins, mejor actor
Frances McDormand y Chloé Zhao, actriz y directora de ‘Nomadland’. diencia de la gala se desploma irremediablemente: si el público no ha visto las nominadas, le da igual cuál gana. Y, además, la gala. La de la 93 edición logró el hito de recuperar la normalidad prepandemia, con un evento en directo lleno de gente sin mascarillas; pero fue tediosa y anodina, con una sucesión de discursos sin ningún desahogo cómico. Ni política hubo, con Donald Trump ya desaparecido del punto de mira de Hollywood.
Premiados para la historia
A cambio, la Academia presume de haber hecho mucha ‘historia’. Ganó ‘Nomadland’ el Oscar a la mejor película, con Chloé Zhao, nacida en Pekín, convertida en la segunda mujer en levantar el premio a mejor dirección, la primera de origen asiático. También lo fueron los dos Oscar a mejor guion para dos debutantes: Emerald Fennell, por el libreto original de ‘ Una joven prometedora’, y Florian Zeller, el de adaptado por ‘El padre’. Una película por la que su protagonista, Anthony Hopkins, se apunta en las páginas doradas como el actor más veterano en levantar el galardón, a los 83 años. Una estatuilla que por primera vez se entregó la última de la noche (había más emoción en esa categoría que en la de mejor película, que es el tradicional cierre de gala) y que cuando se anunció, el veterano galés ya estaba durmiendo.
Con un palmarés tan poco atractivo y una gala descafeinada, los medios en Estados Unidos han buscado la vertiente política lejos. Muy lejos. En China, donde las autoridades han censurado todo lo relacionado con los Oscar debido a las declaraciones previas de Chloé Zhao y la nominación del cortometraje sobre las protestas de Hong Kong ‘Do Not Split’. La directora no entró en política en su discurso, donde lanzó un alegato a favor de «los valientes que apuestan por la bondad». Se le ha estropeado el mercado chino a Hollywood, aunque el problema lo tiene en casa. Quizá sea más fácil encontrar alguien que haya visto la gala en Pekín que en Estados Unidos. Un dato demoledor: solo el 1,9 por ciento de americanos entre 18-49 años vio la gala de los Oscar. La fábrica de emociones ayer solo provocó sueño.