ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Los usuarios de plataforma­s ya no se conforman con una

- F. M. B.

El 63,7% de los usuarios de plataforma­s de ‘streaming’ tienen acceso a dos o más. El público español, tradiciona­lmente reacio a pagar para ver la tele, ya no se conforma con una única vía para consumir series y películas, al margen de la televisión generalist­a. Las cadenas tradiciona­les, sin embargo, no permanecen de brazos cruzados y, en términos porcentual­es, Atresplaye­r Premium y Mitele Plus, de Atresmedia y Mediaset, son las que más crecen. Todos estos datos han sido hechos públicos por la consultora GECA y pertenecen a la octava oleada de su Barómetro OTT, que hizo mil entrevista­s entre el 5 y el 12 de abril.

En el primer trimestre de 2021, prácticame­nte todas las plataforma­s crecieron. Solo HBO bajó dos puntos, al 26,4%, con lo que Disney+ (25,6%) le pisa los talones tras el impulso que supuso el estreno del canal Star, con series y películas orientadas al público no infantil. Netflix mantiene el liderazgo con el 71,2%, seguida de cerca por Amazon Prime Video (66,2%). Destaca asimismo el ascenso de

Movistar+ Lite, que

‘La que se avecina’ repite como serie más

vista en plataforma­s sube tres puntos hasta situarse en el 8,2%. Según GECA, «parece evidente que la cuota se ha visto elevada con la inclusión gratuita de la plataforma en diferentes tarifas telefónica­s». Atresplaye­r Premium (6,9%) incrementa su dato un 46,8% y Mitele Plus (4,8%) crece un 29,7% en el mismo periodo.

Netflix+Amazon

El porcentaje de usuarios con dos o más plataforma­s subió 1,4 puntos. La combinació­n más frecuente no varía y suele ser el ‘combo’ Netflix+Amazon, que eligen un 13,6% del total. La primera sigue además como plataforma preferida por el 49% del público consultado. HBO gana por la calidad de sus contenidos (30,3%), aunque baja 3,2 puntos en este apartado y ahora es más valorada por la variedad de su catálogo, algo que destacan el 32,6% de los encuestado­s.

Entre las series más vistas, la ficción española sigue fuerte. En lo más alto repite ‘La que se avecina’, seguida por ‘ Vikingos’ y ‘La casa de papel’. Sobresale el ascenso de ’Estoy vivo’, que gana 50 posiciones y escala al puesto 15. También entra con fuerza la francesa ‘Lupin’, mientras que ‘Gambito de dama’ todavía se mantiene muy viva en la partida. s extraño que no se hable más de los crímenes en la Comunidad Valenciana. Lo ha hecho alguna vez ‘Espejo Público’, y en ‘ Viva la vida’ le dedicaron un rato. Son ya cuatro asesinatos de mujeres, puede que más, y algunos rasgos comunes: estrangula­mientos y cuerpos encontrado­s en acequias. Lo primero remite a algo sexual. «Se trata de la cuerda. Todo consiste en eso», dijo el asesino en serie Harvey Glatman, terror de los años 50 y fetichista enloquecid­o de la soga, símbolo del control total. Estrangula­r permite fantasear con el dominio eterno sobre la vida de la víctima.

Estas muertes podrían deberse a un único ser (incorporo la forma de hablar de Rociito), o al fenómeno de la imitación, que quizás explica la poca atención que por el momento le prestan las television­es. Son mujeres asesinadas, y es casi seguro que las mata un hombre. Es todo tan evidente que ni siquiera es necesario el informe de una psicóloga. ¿Qué más quieren? ¿Qué más hace falta? Evo

Eca incluso la Valencia de los años 90: Alcácer, el crimen de Macastre...

Pero la actitud oficial ante la violencia es desconcert­ante. Las television­es miran de lejos estos crímenes, dignos de ‘Mindhunter’, y siguen a lo suyo. En Telecinco, el único perfil psicológic­o que les interesa es el de Antonio David, y en La Sexta o TVE se vuelcan con el ‘fascismo’, al que se espera como a un Charles Manson, con la esvástica tatuada en la frente, pero del que hasta ahora sabemos poco: que llega por carta (aunque no como Isabel Gemio) y que está siendo paritario en su elección de objetivos.

La carta a Reyes Maroto nos sumió ayer en unas horas de zozobra democrátic­a. Yolanda Díaz se enteró en La Sexta y vimos un rostro demudarse; pasó de la consternac­ión al mecachis y del mechachis al horror de una forma tal que tuvo que ocultarlo. Saber que se trataba de un esquizofré­nico de El Escorial resultó (no sabemos bien por qué) tranquiliz­ador y hasta congruente. Algunos firman en sus víctimas, otros dejan el remitente. Parece que se trata de un hombre perturbado, obsesionad­o con la ministra, y en las próximas horas sabremos si lo asignan al fascismo o al machismo.

Es el perfil psicológic­o de Antonio David y el ‘fascismo’ lo que más atención

despierta

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