ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
La última a la que el jefe escucha
Cuando Joe Biden hizo uno de los anuncios televisados más importantes de su presidencia –que antes de que acabe este mes de mayo Estados Unidos tendría suficientes vacunas para todos los adultos del país– a dos metros de él, junto al retrato de Abraham Lincoln que cuelga en una de las salas más importantes de la Casa Blanca, estaba Kamala Harris, traje y máscara negros, manos entrecruzadas, mirándole atentamente. Esta ha sido más la norma que la excepción. Donde ha podido, el presidente, que tiene 78 años, se ha hecho acompañar de su número dos, quien cuenta apenas 56 y le disputó la presidencia en primarias, muestra de la gran influencia que la primera mujer en ocupar la vicepresidencia se va labrando.
Pero hay algo más revelador que la puesta en escena. Harris ha ido acumulando algunas de las responsabilidades más importantes para este Gobierno. La más acuciante, solucionar el gravísimo problema migratorio en la frontera con México, donde las cifras de llegadas de sin papeles, incluidos menores, ha alcanzado cotas históricas. Otra de gran envergadura: visitar estados del Medio Oeste, comenzando con Ohio, para vender el gran plan de infraestructuras de esta Administración. Y no menos importante: negociar con el Capitolio los diversos paquetes de estímulo que se van sucediendo para capear la demo
Biden ha dicho varias veces que la última opinión que quiere escuchar sobre los temas cruciales es la de ella