ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
En la espiral del odio y el cainismo
El veredicto de las urnas establecerá quién ha sido capaz en esta campaña, marcada por las pasiones y no por las razones, de imponer su marco mental
Ha sido acusada de generar un nacionalismo madrileño, algo que se destruye fácilmente con el argumento de que es la comunidad que más aporta a la solidaridad regional. La propia Díaz Ayuso ha contrarrestado este mensaje con declaraciones en las que ha subrayado que el 45% de los madrileños ha nacido fuera de Madrid y que nunca ha existido ni la más mínima discriminación.
En el debate de Telemadrid, se pudo visualizar que los tres partidos de la izquierda intentaban demoler la credibilidad de la candidata del PP. Pero no lo consiguieron, según la mayoría de los sondeos. El enfrentamiento más duro lo tuvo con Iglesias, al que miraba con una sonrisa mezcla de ironía y desprecio.
«Es la política que mejor oído tiene para escuchar a la gente. Ha hecho la campaña con un lenguaje claro y directo. Y carece de complejos para dar la batalla cultural a la izquierda», subraya Esperanza Aguirre, con la que trabajó casi una década.
No es ésa la opinión de la izquierda, que la presenta como una dirigente indocumentada, sectaria y entregada a Vox. Pablo Iglesias ha sido quien más ha insistido en este estereotipo. El líder de Podemos llegó a decir en un mitin que el PP niega el trasplante de riñón a los pobres para favorecer a los ricos y que la derecha madrileña disfruta con el mal de los débiles. Todos sus mensajes han incidido en la catástrofe que