ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Gracias señora Ayuso
Solo me queda felicitarla, en mi nombre y en le de miles de ciudadanos de Madrid, que ayer dijimos alto y claro ‘¡basta ya!’ Queremos que usted nos represente y se siga rodeando de asesores competentes que nos ayuden a salir de esta pandemia sanitaria, social y personal en la que llevamos casi quince meses.
Ha tenido que sufrir, y todos nosotros soportar, el insulto, la degradación y las malas maneras de enjuiciar la política y a sus representantes, pero al final el pueblo es quien da y quita razones, y eso lo consiguió usted, con su dedicación, su sacrificio, su generosidad y su humildad. Sabe cuáles son sus capacidades, reconoce sus errores, se apoya en quien sabe darle buenos consejos y mantiene viva la esperanza de todos nosotros.
Muchas gracias y esperemos que el próximo 8 de junio, en su toma de posesión como presidenta de la Comunidad de Madrid, gracias al apoyo mayoritario recibido, continuemos con su buen hacer y los criterios que nos han devuelto la fe a sus conciudadanos. ser recíproca, fluye del subordinado al jefe y al contrario. La actitud de Sánchez abandonando a Gabilondo el día de las elecciones a la Comunidad de Madrid y enviando al ministro de Transporte demuestra que la virtud de la lealtad del presidente deja bastante que desear. Después de teledirigirle durante toda la campaña debería haberle apoyado con su presencia y, a pesar del desastre, sacar pecho por su candidato. Sánchez, no solo ignora a la oposición y la machaca cuando puede, sino que cuando internamente fracasa alguien de su partido sigue la misma teoría, le abandona a su suerte porque su soberbia no admite la derrota.
Sin embargo esta lealtad, mal entendida por él, la practica perfectamente con sus socios comunistas, herederos de ETA e independentistas catalanes.
Incomprensible la actitud de Sánchez con Gabilondo. Probablemente le tenga guardado algún cargo, pero si el candidato socialista fuera sensato debería decir adiós a su jefe. Personalmente he criticado a Gabilondo, sobre todo cuando introdujo el tema las muertes en la campaña electoral –quizá semiobligado–, pero lo cortés no quita lo valiente, Gabilondo no se merecía ese desplante.