ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Una gestora pilotará al PSOE madrileño hasta el congreso que tendrá que elegir un nuevo liderazgo
blar hoy (por ayer) con él». No hay constancia de que la llamada se haya producido. Y tanto eso como la denuncia por parte de Díaz de que se enteró por la prensa y no en su conversación previa con Ábalos de que habría primarias demuestra que la desconfianza vuelve a marcar la relación entre el sanchismo y el susanismo. Los tiempos de la conllevanza se han terminado.
Susana Díaz fue clara sobre los resultados en la Comunidad de Madrid, que interpreta como un toque de atención: «Algo no estamos haciendo bien cuando la derecha está avanzando». Y reclamó una «reflexión interna para recuperar el espacio y la confianza. Hay que ser autocríticos».
En su entorno reconocen, como hace Ferraz, que Madrid «no es el resto de España», pero sí interpretan los malos resultados como un aviso. Y más en clave orgánica se cuestiona que Sánchez vaya a promover una batalla interna en Madrid para «teledirigir con un candidato la campaña en Andalucía». A su juicio lo que ha pasado en
Madrid refuerza su tesis de que la federal no debe interferir y que debe mantenerse la autonomía estratégica de las federaciones.
Franco y Gabilondo fuera
En Andalucía el choque será pronto. Mientras que en la Comunidad de Madrid se abre un proceso de interinidad hasta finales de año. José Manuel Franco deja de ser el líder regional del partido y Ángel Gabilondo no recogerá su acta de diputado. Un sacrificio que no se ofreció 24 horas antes pese a celebrarse la Ejecutiva regional de los socialistas madrileños. El movimiento cumple con las demandas de quienes en el partido exigían gestos de cara a la sociedad tras la debacle electoral, para trasladar la idea de que la renovación del partido se pone ya en marcha. Todo revestido de la idea de responsabilidad compartida para evitar medidas más drásticas y un enfrentamiento abierto entre las personas que componen el entorno de Sánchez. Porque es ahí y en los ámbitos regionales