ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

María Adánez «Un hijo es un contrato para toda la vida con tu pareja»

La actriz, a sus 45 años, llega feliz a la semana 36 de un embarazo que ha compartido en redes sociales. Vive con «un subidón hormonal»

- ANTONIO ALBERT

«¡No quiero que se acabe!». Bromea María Adánez (45 años), que está feliz con su embarazo: «Estoy deseando verle la carita a mi bebé, pero como no voy a volver a estar embarazada, sé que voy a echar de menos esta experienci­a y me da pena que termine. Así que le digo, ‘Claudio, anda, quédate un poquito más’…». María habla con más dulzura, con más madurez, con más serenidad. Es una mujer dulce, madura y serena, pero la inminente maternidad ha acentuado sus puntos fuertes: «Es un subidón hormonal. Por mucho que te lo hayan contado, hasta que no lo vives no lo entiendes. Y ese proceso químico de tu cuerpo te genera una sensación de plenitud, de paz mental, de disfrute absolutos».

Ha ido viviendo estos meses de transforma­ción de su cuerpo en un mundo que ha ido cambiando, desde el temor a la pandemia a la esperanza de la vacuna: «He permanecid­o en una cápsula de amor, encerrada, protegiénd­ome, cuidándome. Pero soy una mujer positiva. Tengo la suerte de no haber perdido a nadie cercano y lo he vivido como un ejercicio de reflexión. Al menos no ha sido una guerra en la que nos hemos enfrentado unos con otros. Es un virus frente al que hemos luchado todos. Nos hemos sacrificad­o, nos ha obligado a mirar más allá, aprender la lección y ahora debemos remar a favor». El efecto ‘madre coraje’, aunque sea en un sentido generacion­al, hace efecto en María: «Me preocupa el mundo que le vamos a dejar a Claudio y a todos los que vienen detrás. ¡Claro que ser madre te hace tomar conciencia!».

El corazón de Claudio

A María nunca le han gustado mucho o las redes sociales. Empezó a usarlas s cuando su amiga Verónica Echegui le e insistió en que las actrices necesitan n ‘followers’ para mantener sus carre- ras. Y han sido sus aliadas en el em- barazo. En su cuenta publicó el ‘post’ ’ en el que se escuchaba el corazón de e su hijo: «Me quedé abrumada porque e en mi vida he recibido tantas mues- tras de cariño. Decidí compartir el ca- mino con todos ellos porque me transmitía­n autenticid­ad. Así descubrí a otras

María Adánez posa en el parque de San Isidro de Madrid

muchasm mujeres que se reconocían en lo que iba contando semana a semana. ¡InclusoI he establecid­o conversaci­ones conc otras embarazada­s! Siempre he sidosi muy discreta, pero he descubiert­o que las redes te permiten tomar el controlc de lo que quieres contar».

María siempre quiso ser madre, pero no sabe qué clase de madre quiere ser: «No he querido crearme expectativ­as de nada. Voy a vivir el día a día sin seguir ningún manual. No quiero ser la madre perfecta. Voy a guiarme por la intuición, por el amor, por el aprendizaj­e a partir de los errores. Ser la madre perfecta solo produce insatisfac­ción. Y si lo hago mal, que mi hijo se pague una terapia, como hemos hecho todos», bromea. Aunque no ha querido aceptar ningún consejo de su ma

Sobre su pareja

«Cada uno tiene un papel y una responsabi­lidad en ese proceso, pero lo importante es el apoyo mutuo»

dre («Ella está tan ilusionada, pobre, pero yo no quería que me influyera»), sí ha seguido una tradición familiar: «Mi pediatra le dijo a mi madre que pusiera música en casa. Mi padre me descubrió a Mina, a Serrat, a Camarón, incluso a la Pantoja ». A Claudio le ha creado álbumes con música italiana de los 50 y ya conoce ‘El mundo’ o ‘ Venecia sin ti’. Y divas como Barbra Streisand o Whitney Houston. El efecto de la música sobre su crecimient­o es obvio: mide más de 30 centímetro­s.

Este viaje lo han hecho madre e hijo junto al padre, Nacho Hernández Medrano, neurólogo y empresario: «Lo compartimo­s todo. Y lo que vendrá. Porque nos espera la lactancia, la crianza, todo. Cada uno tiene un papel y una responsabi­lidad en ese proceso, pero lo importante es el apoyo mutuo».

María, que rodó el verano pasado la película ‘ Espejo, espejo’, de Marc Creuet, ya piensa en la conciliaci­ón laboral, «porque he soñado mucho con el teatro durante el embarazo. Parece una tontería, pero algo dentro de mí me dice que seré mejor actriz cuando sea madre. Estoy segura de que esa experienci­a me sacudirá. Será verle asomar la cabeza, abrazarlo, y sentir que mi vida cambiará para siempre».

Fallecimie­nto de su padre

Cuando perdió a su padre, María hizo un cortometra­je, ‘5B escalera derecha’, en el que Carmen Maura pronunciab­a una frase profética: «Tengo cuerda para mucho porque quiero ver a mis nietos, aunque con estas hijas…». Escribir y dirigir fue una necesidad para exorcizar el dolor. Ahora, esta felicidad también alimentará su creativida­d: «Una actriz crece con lo que vive, y la maternidad te conecta con el dolor, con la vida. En los últimos años, el teatro ha sido mi gran pasión y siento que va a más. Tengo una edad que me permite abordar grandes personajes femeninos. Amar el teatro es, además, amar esa familia que creas en cada gira. Vas con tu maleta descubrien­do rincones…». De pronto, María recuerda que va a ser madre en unos días. Se ríe. «Mejor será dejar la maletita un tiempo. Ja ja. Más televisión y teatro en Madrid, sin salir de gira. Pero encantada». Cuando Claudio nazca, María asume que muchos bromearán diciéndole «¡Qué mono va este bebé siempre!», un guiño a la frase que acompañaba a su personaje de Lucía en ‘La que se avecina’: «Me trae muchos recuerdos, porque la serie fue muy importante en mi vida. Y me dará nostalgia escucharla porque me la decía Mariví Bilbao con esa voz…».

Aunque María nos ha hablado a corazón abierto de su embarazo, no quiere por ahora hablar de matrimonio: «Nacho y yo seguiremos en la discreción absoluta. De todas formas, un hijo es un contrato de por vida con la otra persona».

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ERNESTO AGUDO
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