ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Destituyen a la presidenta laborista por el mal resultado
Las alcaldías de Londres y Mánchester lavan la cara al partido de la oposición
lamento de Gales), una prueba, según fuentes de la formación política, de lo que ya decían las encuestas: los galeses están satisfechos con la gestión de la pandemia que ha hecho su gobierno, lo que incluso dejó muy lejos de sus objetivos a los partidos que abogan por la independencia, principalmente el Plaid Cymru.
Alta participación
La nota positiva en Escocia fue la alta participación, que alcanzó un histórico 64%, la cifra más alta registrada. La movilización de los votantes del SNP fue masiva, quizá porque saben que hay mucho en juego bajo la promesa de Sturgeon de convocar un nuevo referéndum, sobre todo ahora que el Brexit se ha consumado y que Escocia quedó fuera de la UE, un camino que la mayoría de la población había decidido no tomar cuando se hizo la consulta del divorcio. Pero también, como en el resto del país, los simpatizantes conservadores acudieron masivamente a los centros de votación, lo que fue posible en gran parte a que el miedo a la pandemia ha disminuido debido a la baja incidencia de Covid-19 que se registra actualmente en las islas y a la gran cantidad de personas vacunadas.
El laborismo sufrió en el llamado ‘Superjueves’ una derrota histórica: la elección de un diputado conservador por primera vez en la ciudad de Hartlepool, al norte de Inglaterra, desde 1964. Jill Mortimer, la candidata conservadora, ganó el escaño por 15.529 votos contra los 8.589 de los laboristas, una mayoría de casi 7.000 votos en uno de los últimos pilares del llamado ‘ Muro rojo’, que cada vez se tiñe más de azul, al igual que algunas de las alcaldías que se disputaban en Inglaterra. Keir Starmer, líder del Partido Laborista, admitió ayer que su formación había «perdido la confianza de los trabajadores» y destituyó a su segunda, Angela Rayner, de sus cargos como presidenta y jefa de campaña, aunque seguirá siendo su adjunta, ya que fue elegida por las bases del partido.
La decisión
Sadiq Khan abrió una fractura en la formación, ya los seguidores de Rayner acusaron a Starmer de usarla como cabeza de turco en lo que calificaron como una «evasión cobarde de responsabilidad».
En medio de este oscuro panorama, que fuentes del partido justifican diciendo que debido a la pandemia de Covid-19 el nuevo líder no ha tenido la oportunidad de presentarle a la población su plan para el país, dos líderes locales de la formación son la única esperanza: por un lado, Andy Burnham, reelegido alcalde en Mánchester, y Sadiq Khan, que al cierre de esta edición se esperaba que revalidara como alcalde de Londres, superando al candidato conservador Shaun Bailey, cuyo desempeño superó las expectativas.
El ‘rey del norte’
Burnham, con una emoción que fue incapaz de contener, agradeció a su familia, al equipo de campaña y a sus compañeros el haber conseguido el triunfo con el 69,7% de los votos. «Seguiré siendo una voz para todas las personas y todas las comunidades», dijo, y agregó: «Continuaré adoptando un enfoque en el que la comunidad sea lo primero, y no el partido primero».
El alcalde cobró protagonismo en octubre del año pasado cuando mantuvo un pulso de varios días con Boris Johnson por la imposición unilateral del primer ministro de ubicar a la ciudad en el máximo nivel de riesgo de contagios de coronavirus, una decisión con la que el laborista estaba en desacuerdo. Burnham, bautizado en aquel momento por la prensa local como el ‘rey del norte’, en alusión a un personaje de la serie ‘Juego de Tronos’, hizo ayer autocrítica en una entrevista con Sky News diciendo que el partido del que forma parte necesita «un cambio sustancial», y no descartó presentarse como sucesor de Starmer en el futuro, aunque aclaró que no está haciendo campaña contra el que calificó como «su amigo» con el que ha trabajado codo a codo. «El partido tiene que hacer un gran examen de conciencia para comprender estos resultados», aseguró.
En Londres, la carrera por la alcaldía resultó mucho más reñida de lo esperado, pese a que las encuestas preveían una victoria holgada para Khan en la primera ronda, debido a la preferencia de los votantes por candidatos de partidos más pequeños y a la baja participación.