ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Nueve millones sin ingresar por la falta de turistas
—¿Se puede cuantificar qué ha supuesto económicamente esta crisis para la diócesis al dejar de ingresar todo el flujo de visitantes a sus monumentos?
-En un solo año hemos caído, contando la catedral, nueve millones de euros en el total de los ocho edificios que forman parte de la pulsera turística. Es una cantidad muy importante, porque esos nueve millones de euros, en lo que se refiere a las cuentas totales del Arzobispado, suponen una caída es de 2,3 millones en un solo año, que es lo que impacta directamente el turismo. Esos 2,3 millones de euros son un 20 por ciento de los ingresos del Arzobispado, un problema importante. Siempre podemos apelar al catastrofismo y decir que no ha sido un 20 por ciento, sino un 100 por cien, pero vamos a decir que la estructura económica de una diócesis no es solo el turismo, y en el caso de Toledo es clave y determinante, pero no es solo eso. Pero la crisis llegó y en el Arzobispado estábamos organizados, ya que por ejemplo en este año hemos dejado de pagar los grandes préstamos que se adquirieron en 2009, y en agosto cae el último. Además, otro ha caído en febrero, otro en abril y se amortizará completamente otro en el mes junio y otro en agosto. Por tanto, dejas de deber un dinero a los bancos aunque adquirimos un préstamo ICO por parte del Arzobispado y otro la catedral y Santo Tomé, porque al final ¿qué es lo que ha sufrido realmente en nuestra diócesis? las actividades económicas, que son las que se han caído. Entonces, si quieres mantener una dinámica con los empleados que tienes que atender, aunque estamos en Erte, al final a la ecuación que te lleva es que el impacto en nuestras cuentas y en nuestra gestión es similar al que se ha producido en otras empresas del sector servicios en nuestro país.
-¿Cuántas personas tienen en Erte?
-Contando el Arzobispado, el turismo y alguna institución diocesana más, tenemos a unas 90 personas, pero las residencias sacerdotales no están en Erte porque a la gente se la tiene que atender igual. Pero insisto, las medidas han sido similares a las que pueda tener cualquier empresa de un tamaño medio, porque no somos una pequeña empresa ni una multinacional, sino una pyme con bastante gente, podíamos decir. antes ha llegado. ¿Que este turista va a llegar por sus medios? Ojalá y es probable, pero el turista internacional que trae la operación y las grandes agencias yo creo que como poco hasta 2023 no va a estar aquí. -El turista nacional supone un 30 por ciento o un poco más. Y del restante 70 por ciento, que es mucho, podemos hablar de que quizás haya otro 30 o 35 por ciento que sea operación y el resto es turismo internacional libre de alguna manera. Por tanto, ¿la ciudad de Toledo va a vivir de un 35 por ciento de turismo nacional? si sabemos trabajar el destino puede que sí, pero va a haber mucha competencia con los destinos. Segovia, por ejemplo, está trabajando muy bien.
-¿Cuál es ahora el principal competidor o rival de Toledo en este ámbito y coyuntura?
-Nosotros mismos. Toledo tiene que entender que si no hacemos una oferta la gente aquí no va a venir, y esto para mi va a ser el gran reto, el de abrir Toledo. Es decir, si en la ciudad no damos con coherencia el mensaje de que Toledo está abierto, la gente va a elegir otros destinos. Y Toledo tiene que darse cuenta de que en estos momentos tenemos una competencia brutal con las ciudades, que también son muy bonitas, que están alrededor de Madrid y que ya lo están trabajando, como pueden ser Segovia, Ávila, El Escorial o Aranjuez...Tenemos que saber que el `Toledo abre´ no es solo que abra la catedral, que también, no solo que abranlos monumentos de la pulsera turística, que también, es que quien viene a Toledo quiere una cerveza, comer, hacer ese turismo de visita que tanto gusta a la gente y que es muy tradicional, y creo que va a funcionar.
-¿Se puede decir que justo cuando llegó la pandemia Toledo estaba en su mejor momento y había batido el récord de visitas en 2019?
-Creo que podríamos decir que sí. El 2019 fue un año que va a tardar en volver. Hemos pasado de lo más alto a lo más bajo. Pero tenemos que trabajar el destino y en turismo solo hay un medio: si está la oferta, vendrá la demanda. Si Toledo no está ofertado, si no está abierto y si somos timoratos a la hora de decir, incluso poniendo una fecha, que hemos cerrado pero tal día estamos abiertos, vamos a sufrir mucho, porque hoy en día la información corre rápidamente y la gente sabe si estás o no abierto.
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