ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
El Calvo Sotelo regresa al lugar que le corresponde por historia
Fundado en 1948 al amparo de Encaso (Empresa Nacional Calvo Sotelo de Combustibles Líquidos y Lubricantes), el Calvo Sotelo de Puertollano jugó once temporadas en Segunda División y en la primavera de 1968 soñó con subir a Primera, quedándose a un solo punto. Desaparecido en el año 2015, después de millones de problemas económicos, el club minero se refundó, empezó desde el fondo y en tres temporadas consiguió otros tantos ascensos: de Segunda a Primera Autonómica, de ahí a Preferente y luego a Tercera. Ahora, tras otros tres años en esta categoría, ha logrado ascender a Segunda B al quedar segundo solo por detrás del Marchamalo. «Nuestro objetivo era estar arriba y mejorar lo del año pasado, que nos quedamos a dos puntos del ‘play off ’. Queríamos meternos en la fase de ascenso y, una vez conseguido, hemos logrado subir. Creo que la clave ha sido la confianza en nuestro trabajo y eso que lo pasamos bastante mal al principio, con el tema de los aplazamientos», explica Darío Martín, el entrenador. El Calvo Sotelo ha tenido mala suerte con el coronavirus, que ha afectado especialmente a los rivales a los que se enfrentaba. «La gente estaba nerviosa porque no competíamos y los demás iban sumando puntos. Hemos sido muy perjudicados. Entrenábamos de lunes a sábado y el domingo nos decían que no jugábamos. ‘No me jodas, otra vez’, decía yo», cuenta Martín, y recuerda que en Navidad «no nos pudimos ir de vacaciones porque teníamos que jugar y luego se volvieron a aplazar esos partidos». Hubo uno, contra La Roda, que batió cualquier récord al posponerse seis veces. El entrenador lleva dos temporadas en el club minero y todavía no ha renovado. Añade que este es su quinto ascenso (subió con el Salvatierra a Preferente, con el Aldea del Rey a Primera Autonómica y Preferente, y con el Almagro a Tercera) y que le ha gustado este novedoso sistema de competición «porque siempre todo el mundo se ha jugado algo».