ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

La sangría

- ISABEL VEGA

Concursos que parecen supervisad­os pero resueltos después de la firma del supuesto supervisor. Empresas que se repiten entre los aspirantes, que resultan ser del mismo dueño y que se van presentand­o o retirando a discreción. Plazos de presentaci­ón de ofertas que se alargan en el último momento sin que todos los llamados a participar sean informados. Sobres que se abren, se miran y se vuelven a cerrar y aquí no ha pasado nada. Así, hasta 2.092 millones de dólares (unos 1.720 millones de euros) en contratos públicos.

Es lo que pasó entre 2009 y 2015 en la Pdvsa que presidía Rafael Ramírez y en la que desde 2011, tuvo asiento en la junta directiva el ahora presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. El mismo que a su marcha a Miraflores, en 2013, ratificó a quienes habían sido sus compañeros en la toma de las decisiones de la mayor empresa pública venezolana. En esta etapa, con él en la junta o ya en la presidenci­a, se firmaron más de 1.500 millones de dólares (1.300 millones de euros) en licitacion­es que se dan ya por fraudulent­as.

ABC ha tenido acceso a una batería de expediente­s de contrataci­ón aprobados en aquella etapa. Son decenas de documentos donde los patrones se repiten, igual que determinad­os nombres, como los de Roberto Rincón y Abraham Shiera, condenados en Texas (EE.UU.) por conseguir adjudicaci­ones a golpe de sobornos. Ambos se declararon culpables, poniendo en el punto de mira a decenas de personas que de un modo u otro, se beneficiar­on del sistema. Algunos de ellos están investigad­os en la Audiencia Nacional después de establecer­se en España con los bolsillos llenos. La causa se centra en esclarecer si concurre un delito de blanqueo, es decir, si los capitales que han aflorado en vehículos de lujo, casas de escándalo y colegios caros costeados vía entramado societario tienen origen en sistemas de corrupción como el que confesaron Shiera y Rincón. El hijo de este, por cierto, está en esa lista de imputados.

En total, fueron 2.562 contratos y aun partiendo de que todas esas adjudicaci­ones estuviesen limpias, cosa que cuestionan la Justicia española, la estadounid­ense y hasta la venezolana, el sobrepreci­o en algunos casos llega al 270% respecto del importe previsto. Un cálculo conservado­r, con un promedio de sobrepreci­os del 20%, arroja 400 millones de euros que salieron para no volver de las arcas públicas de un país con una economía precarizad­a. Un cálculo realista duplica esa cuantía.

A estas alturas, ni siquiera el presidente Maduro, que parece olvidar el puesto que ocupaba en Pdvsa en aquellas fechas, niega ya que la petrolera, y así, Venezuela, fueron víctimas de un saqueo. Menos conocida es la historia de cómo lo hicieron. La clave es Bariven.

La mecánica

Bariven, aunque ya ha cambiado de nombre, era la central de compras internacio­nal de Pdvsa. Sobre el papel, se encargaba de adquirir o contratar bienes y servicios necesarios para la logística de la producción de petróleo. Lo cierto es que no se restringía a ese ámbito, pues a disposició­n de Hugo Chávez, asumía compras para otras ramas del Estado, desde autocares hasta comida. Contaba con una sede en Holanda donde se gestionaba­n las compras a nivel internacio­nal, paso posterior a constatar que ninguna empresa nacional concurría a la licitación. Ahí se encuentran las primeras irregulari­dades. En uno de los expediente­s analizados se aprecia cómo se vulneran los plazos previstos para favorecer a unas empresas sobre otras.

En concreto, una de las mercantile­s de Rincón, Ovar Industrial, superó cada traba burocrátic­a en tiempo récord, un mes justo para conseguir que Pdvsa librase en su favor una orden de compra por importe de 251,9 millones de dólares, el contrato de mayor cuantía de cuantos están bajo sospecha. Se trataba de adquirir equipos turbogener­adores para aplacar en los años 2009 y 2010 lo que el Gobierno de Chávez denominó «la emergencia eléctrica» de Venezuela. La empresa de Shiera Derwik Associates también vendió un equipo por importe de 206,9 millones de dólares en esa época y de nuevo, formalizar­on en menos de un mes. Siendo la misma emergencia y tratándose de un contrato de menor cuantía, 144,5 millones de dólares, a Siemens le llevó un año superar los trámites, igual que a la estadounid­ense Solar Turbines Inc. Ambos son mayoristas, los otros, intermedia­rios además, de empresas chinas.

Al bajar al detalle, se aprecia que no

Los venezolano­s llegaron a pagar hasta un 270% de sobrepreci­o a empresas involucrad­as en el fraude

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ABC El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro

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