ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
¿Qué hacer con el anfiteatro?
El director de la Real Academia, Jesús Carrobles, tiene clara la grandeza del reciente hallazgo de las dos bóvedas romanas, pero advierte que a la ciudad le falta un modelo de actuación
El hallazgo de las dos bóvedas del anfiteatro romano de Toledo en las obras de una vivienda particular, mientras se estaba abriendo una zapata de cimentación en la calle Honda, no ha sorprendido a los arqueólogos e historiadores de la ciudad, que ya conocían desde el siglo XVI la existencia de esta edificación del periodo Alto Imperial. Lo que sí ha hecho es volver a abrir el debate sobre qué hacer con estos restos que en otras ciudades matarían por tener. La viceconsejera de Cultura, Ana Muñoz, reconoció que se trata de «un descubrimiento muy relevante» para la historia del Toledo romano y « ahora tenemos la certeza sobre dónde estaba ubicado el anfiteatro».
El director de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, Jesús Carrobles, coincide en que el hallazgo es «importantísimo» porque vuelve a poner de manifiesto que Toledo fue una ciudad muy importante en la época romana, pero también evidencia que «tenemos un problema» en la ciudad porque demuestra « las deficiencias que tiene la ciudad» que, en su opinión, «no tiene un modelo de actuación que pueda permitir afrontar un proyecto de estas características con cierto éxito», como, por ejemplo, sí ocurre en otras ciudades como Mérida, «que tiene un consorcio con un equipo de arqueólogos que cuando sale algo realizan con rigor un planteamiento público».
Carrobles recuerda a ABC que la existencia del anfiteatro romano se conocía desde hace siglos y de él hablaron historiadores en el XV, como Pedro de Alcocer. De hecho, el nombre del barrio, Covachuelas, surge de este edificio e, incluso, a principios del siglo XX, el ingeniero Alfonso Rey Pastor realizó un estudio del monumento, llegó a publicar un plano e hizo una propuesta de reconstrucción. «Todo el mundo sabía donde estaba y algunas de las características constructivas que podían tener; lo importante ahora es que se puede documentar con la metodología actual y se pueden realizar estudios precisos sobre la cronología, que son importantes para conocer el Toledo del siglo I que fue cuando se construyó el anfiteatro», explica.
El director de la Real Academia afirma que edificios monumentales de estas características se han encontrado en ciudades como Málaga, Cartagena o Zaragoza y «en todas ellas se ha generado un proyecto para sacar el inmueble y proceder a su estudio para integrarlo en la ciudad». «El hecho de que aquí se detecte y no se haga nada demuestra una carencia de la ciudad que está completamente satisfecha con la oferta cultural que tiene, pero no es capaz de darse cuenta que tiene otros monumentos que podían generar una oferta interesante».
Por ello, plantea que «lo lógico sería investigar para ver las características reales que tiene la edificación y ver su importancia». Lo que, a su juicio, no deja de sorprender es que «sabiendo que este edificio estaba allí se otorguen este tipo de licencias, sin proceder antes al estudio previo; nos vuelve a pasar como ocurrió en vega Baja». «No solo se perjudica a la propiedad, a los intereses privados, sino también a la propia sociedad, porque es un bien que nos pertenece a todos», dice.