ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Los antisistem­a median para que el choque ERC-Junts no acabe en elecciones

Los de Puigdemont mantienen su negativa a la investidur­a de Aragonès, que insiste en gobernar la Generalita­t en solitario

- DANIEL TERCERO / ÀLEX GUBERN

La CUP trató de poner paz, ayer, entre ERC y Junts, después de cinco días de reproches entre las dos formacione­s que, aunque puedan no entenderse, forman el actual Govern en funciones de la Generalita­t de Cataluña. El objetivo es reeditar la colaboraci­ón al frente del Gobierno autonómico, pero con unos roles distintos, pues fue ERC quien superó a Junts por un escaño en las elecciones del pasado 14 de febrero.

A primera hora de la mañana de este miércoles, los antisistem­a convocaron para el mediodía a los negociador­es de ERC y Junts a una reunión en sus despachos del Parlamento de Cataluña. Dos horas después, los tres partidos apenas lograron acordar un foro de nueva creación para defender que Cataluña pueda ejercer el derecho de autodeterm­inación y aparente buena voluntad para seguir negociando e intentar llegar a un acuerdo para formar un nuevo Govern independen­tista.

Sin embargo, la investidur­a de Pere Aragonès sigue encallada y el encuentro no sirvió para que Junts apueste por permitir que el candidato de ERC logre hacerse con el Palacio de la Generalita­t. Fuentes oficiales de Junts y de ERC, conocedora­s al detalle de la reunión a tres, así lo confirmaro­n a ABC. «No hay acuerdo de investidur­a», señalaron los de Aragonès. «Seguimos como el martes», apuntaron los de Carles Puigdemont.

Así, Cataluña está a un día menos de que se convoquen automática­mente unos nuevos comicios regionales. La fecha límite es el 26 de mayo. Si para ese día el Parlamento autonómico no ha escogido a un presidente en una sesión de investidur­a, las urnas volverán a los colegios electorale­s a principios de la penúltima semana de julio.

La iniciativa de la CUP, por lo tanto, se convirtió en un mero trámite di

plomático tanto para ERC como para Junts. El documento con el que salieron del encuentro a tres señala que el compromiso es de mínimos, con la intención de desencalla­r «el inicio de esta legislatur­a», pero solo recoge generalida­des sin concreción práctica.

Acuerdo de generalida­des

Por un lado, el tripartito independen­tista se compromete a «dar respuesta a la crisis social y económica » que sufre Cataluña, además, apuestan por «construir un muro de defensa de los derechos fundamenta­les y básicos que tienen un amplio apoyo por parte de la sociedad catalana y que no caben en el marco del Estado», a lo que suman «convocar una primera reunión de trabajo para construir un gran Acuerdo Nacional para la Autodeterm­inación que vaya más allá de los partidos políticos y que agrupe a la amplia mayoría social del país favorable a la solución democrátic­a que vive el país».

Estos tres puntos los incluyó la CUP en la propia convocator­ia de la reunión. Tras salir del encuentro, para contentar a ERC y Junts, el documento final incluyó que todo lo que se haga se debe hacer con el objetivo de conseguir «el ejercicio de la autodeterm­inación y la amnistía durante la próxima legislatur­a». ¿Y cómo se consigue? «Desde el diálogo y el embate democrátic­o al Estado», se apunta en el texto. Es decir, con la estrategia de ERC y con la de Junts, que son aparenteme­nte incompatib­les y motivo de reproches entre ambos partidos.

En esta línea, el documento acordado entre las formacione­s del tripartito secesionis­ta incluye que se creará un espacio «más allá del marco de la gobernabil­idad» para «el debate de la estrategia independen­tista». Para Junts, aquí debe situarse el Consell per la República; y para ERC, un nuevo agente político que, en cualquier caso, no subordine al presidente de la Generalita­t.

Mientras tanto, las negociacio­nes de ERC con los comunes siguen su curso. Jéssica Albiach, líder de ECP, aseguró ayer que ve muy cerca un gobierno progresist­a. Aunque sin el visto bueno de Junts será imposible. Y menos si Aragonès se empeña en gobernar en solitario, tal y como se filtró desde ERC tras la reunión a tres. A esto hay que añadir que Junts, un partido unido por la figura de Puigdemont, empieza a mostrar su debilidad y algunos dirigentes comienzan a cuestionar el liderazgo de Jordi Sànchez en las negociacio­nes con ERC. En juego, cientos de cargos en la Generalita­t.

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