ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Bárcenas, su credibilid­ad y la de sus papeles ya esperan sentencia

- I. VEGA

No eran el objeto central del procedimie­nto, pero el hecho es que después de tres meses de juicio, la Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional tendrá que pronunciar­se sobre la veracidad de los llamados papeles de Bárcenas, esa supuesta contabilid­ad extraconta­ble del extesorero popular que la defensa del partido redujo ayer a «una cortina de humo».

La vista oral ha llegado seis años después de cerrada la instrucció­n, con Bárcenas mudado de abogado y estrategia y con la Fiscalía acusando exclusivam­ente por el presunto pago en B de parte de las obras de la sede del PP a la constructo­ra Unifica y una apropiació­n indebida de la caja que gestionaba el extesorero. Pero sesión tras sesión –han sido 27– y por empuje de las acusacione­s populares, se han sucedido las declaracio­nes, periciales y testifical­es más enfocadas a la veracidad de esos apuntes que recogen los pagos de la obra, que a la reforma en sí.

Una treintena de testigos y entre ellos, los primeros espadas del PP por dos décadas negaron la mayor: ni había caja ni nutría sobresueld­os. Y mientras aún se investiga si las donaciones que recoge se transforma­ron en adjudicaci­ones, queda en espera de la sentencia el eco en la Sala de una frase que sonó ya en Gürtel: que todo es falso, menos alguna cosa. Bárcenas se enrocó en la autenticid­ad de las notas como ayer el letrado del PP, Jesús Santos, en desmentirl­a. Las redujo a una «cortina de humo» del extesorero sobre su fortuna en Suiza.

Curso de corruptos

En contra de Bárcenas, su credibilid­ad: ni la confesión ni haberse apuntado a un curso de rehabilita­ción de corruptos en la cárcel sirvieron para que la Fiscalía rebajase los cinco años de condena que pide para él. Eso sí, la posición es distinta respecto de los papeles: «son reales» pero «sin valor contable». Y mientras en la Intervenci­ón General del Estado hablan de «chapuza», en la UDEF la ven propia de lo «rudimentar­io» de manejar así el dinero.

De fondo, la existencia de la caja B, de la que el Supremo ya tiene escrito que existía, aunque esos mismos primeros espadas, incluidos José María Aznar y Mariano Rajoy, lo negasen en el juicio. Como resumió un abogado de la acusación popular, Virgilio Latorre, sin caja no hay pago en B de la reforma, es decir, no hay juicio. Ahora lo que falta es la sentencia.

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