ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

El clima prebélico sorprende a Biden sin un plan

El Gobierno de EE.UU. se limita a pedir a las dos partes una ‘desescalad­a’

- JAVIER ANSORENA

Joe Biden llegó a la Casa Blanca con una idea clara sobre Oriente Medio: el conflicto entre Israel y Palestina no es su prioridad. El presidente de EE.UU. ha dado evidencias de ello: no ha nombrado un enviado especial para el conflicto; no ha nominado a un embajador en Israel; no ha hablado con Mahmoud Abbas, el presidente de la Autoridad Palestina (fuentes del Departamen­to de Estado han filtrado que ambos han mantenido correspond­encia); y no se ha puesto como objetivo impulsar un proceso de paz y una solución duradera para el conflicto. Lo han intentado casi todos sus antecesore­s, incluido Donald Trump, que mostró interés por un acuerdo de paz y que puso a su yerno y asesor, Jared Kushner, al frente del proyecto (no tuvo éxito, pero sí se apuntó grandes victorias en la normalizac­ión de las relaciones diplomátic­as entre Israel y países árabes como Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Marruecos).

En los primeros compases de su presidenci­a, Biden ha preferido mirar para adentro: controlar la pandemia e impulsar planes ambiciosos de gasto en infraestru­cturas, empleo y bienestar. Si ha mirado al mundo, la atención se la ha llevado la región Asia-Pacífico, donde busca un frente común ante China, y la recomposic­ión de sus alianzas con la OTAN. «Simplement­e no han puesto en esto ni prioridad ni urgencia», lamentó el mes pasado en ‘Politico’ Khaled Elgindy, experto en el conflicto israelí y palestino del Middle East Institute.

Pero mirar a otro lado no supone que la realidad desaparezc­a y la erupción de violencia en Israel y Gaza ha mostrado que la Administra­ción Biden no tiene un plan en un conflicto en el que está involucrad­o: Israel es el principal aliado de EE.UU. en Oriente Medio y Washington proporcion­a miles de millones de dólares cada año en ayuda militar a su ejército. Al mismo tiempo, defiende la solución de dos estados y reconoce los territorio­s de Palestina como «ocupados».

En esta crisis, con pérdidas de vida en civiles –mayoritari­amente palestinos y también menores–, la Administra­ción Biden ha mantenido su apoyo firme a Israel y su «derecho de autodefens­a» ante los misiles lanzados por Hamás y ha realizado llamamient­os fútiles a la «desescalad­a». Ayer los volvió a repetir el secretario de Estado, Antony Blinken, según el contenido de su llamada con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, revelado por la Casa Blanca.

El único cambio en su postura fue un llamamient­o a Israel a que haga «todo lo posible para evitar más víctimas civiles incluso cuando responde de forma legítima en defensa de su pueblo». Blinken también anunció el envío inmediato a la zona del subsecreta­rio de Estado para Asuntos de Israel y Palestina, Hady Amr. Biden no tenía previsto hablar ayer del asunto, pero tras un discurso sobre la campaña de vacunación anunció tras preguntas de los periodista­s que acababa de hablar con Netanyahu. Reiteró el apoyo de EE.UU. a Israel, aseguró que los contactos diplomátic­os con el Gobierno israelí y las autoridade­s palestinas son constantes y pronosticó que «esto acabará más pronto que tarde».

Augurio

El presidente estadounid­ense pronostica que «esto acabará más pronto que tarde»

Bloqueo en la ONU

Los llamamient­os a la calma no han surtido efecto. «EE.UU. hace lo que puede», dijo el martes el portavoz del Departamen­to de Estado, Ned Price, en una muestra de la inoperanci­a que por el momento demuestra la Administra­ción Biden. Al mismo tiempo, EE.UU. volvió a optar ayer por bloquear un comunicado conjunto del Consejo de Seguridad de la ONU sobre la situación en Israel y Palestina, como ya hizo el lunes. Según la diplomacia estadounid­ense, sería «contraprod­ucente».

El presidente Joe Biden

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AFP
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