ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Museos y porno académico
Susan Sontag cerraba su ensayo ‘Contra la interpretación’ hace medio siglo proclamando que no necesitamos una hermenéutica sino una erótica del arte, esto es, menos rollo y más placer. Tal vez eso sea lo que pretendan los ‘pervertidos’ de Pornhub con la descarada o despelotada campaña de marketing que se han marcado. La veteranísima ‘pornostar’ Cicciolina (conocedora, por cierto, de los fregaos del arte contemporáneo al haber compartido pasiones paradisíacas con Jeff Koons, el del perrito mustio) advierte que el mejor porno solamente puede encontrarse en el museo.
El asunto es menos grotesco, todo hay que decirlo, que el encuentro casual de Picasso y Velázquez bajo el signo de la ‘ bufonada’ en la pradera. En época plagiarista, había que ‘ viralizar’ los ‘Classic Nudes’ que vetustas instituciones como el Metropolitan de Nueva York, el Louvre o los Uffizi presentaban como si la única mirada posible fuera la de los timoratos, los académicos casposos o la beatería impostada de los fanáticos del ‘arte que se entiende’. Escaseando los rebaños turísticos hay que buscar nuevos espectadores.
Aunque puede ser que todo sea eso que llaman ‘clickbait’, carnaza mediática. Con todo, el asunto es chistoso en sus detalles políticopatrióticos, como cuando convierten a Godoy en un ‘antecesor’ del ‘consumo’ de porno-en-red. La ‘Maja desnuda’ lo mismo sirve para los vídeos de Rosalía que para estos disparates posgoyescos.
Hace años, un pintor ‘de mando en plaza’ me dijo que habría que dejar que un día a la semana los artistas entraran en pelotas al Prado para contemplar (no me lo invento) durante horas ‘El Coloso’ (ese cuadro que va y viene de autoría y por el camino se entretiene). Me sonó bastante delirante, aunque ahora con la pulsión-porno puede que esta nudista iniciativa sea aprobada en un consejo ministerial convocado con urgencia. Falomir ha declarado, con la tranquilidad propia de este tiempo del sestear, que ‘el museo es ajeno a esta iniciativa’, tratando de sobrevolar algo que en cualquier momento podría convertirse en un lodazal. Bastante polvareda se levantó con aquello de ‘las invitadas’ para ahora andar tonteando en ‘portales del vicio’.
Como tenía una ‘excusa’ me he documentado durante un rato y he podido comprobar que el cuadro de Goya se ha tornado falocrático o que hoy se ejecuta aquello que Cela describiera como «una gimnasia que termina en un espasmo». En vez de mambo tenemos música ‘clásica’ y esteticismo, porno académico en cápsulas cortas. La dignidad ‘artística’ ha llevado a esta frigidez post-porno; incluso la venerable exporno-diputada que ‘recrea’ ‘El nacimiento de Venus’ de Botticelli no enseña nada, luciendo una especie de faja anacrónica. Lo patético y lo pornográfico, lo académico y lo ridículo, van de la mano en este viral ejercicio onanístico.