ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Tricicle, en los Max: «Debería haber ministerios del humor»
► Cádiz acogió la gala de entrega de los premios, a los que no asistió Miquel Iceta
El dramaturgo Pablo Messiez, las actrices Marta Nieto y Marina Salas, el actor Pere Arquillué, el director Iñaki Rikarte, el diseñador Pier Paolo Álvaro, el escenógrafo Alessio Meloni y, naturalmente, los tres miembros de Tricicle –Joan Gracia, Paco Mir y Carles Sans– son algunos de los nombres propios de unos premios Max que, organizados por la SGAE y celebrados en su vigésimo sexta edición en el Gran Teatro Falla de Cádiz, fueron «muy repartidos», según la terminología tópica de la Lotería Nacional.
Y es que de los 45 espectáculos que optaban a uno de los 20 galardones (más otros tres que hay concedidos previamente), 18 se volvieron a casa con uno de ellos en el bolsillo: dos lo hicieron con un par de manzanitas: ‘Cucaracha con paisaje de fondo’ y ‘Runa’. El primero es un espectáculo de la compañía Mujer en obras, que se llevó los premios a mejor espectáculo revelación y mejor autoría revelación, para Javier Ballesteros; ‘Cucaracha con paisaje de fondo’ se podrá ver del 17 al 21 de mayo en la Sala Margarita Xirgu del Teatro Español, dentro de su ciclo Plataforma. Lali Ayguadé, por su parte, logró el doblete como coreógrafa e intérprete femenina de danza por ‘Runa’.
También estuvieron muy repartidos los premios –como viene siendo habitual en los Max– desde el punto de vista geográfico. Espectáculos catalanes, vascos, gallegos, andaluces, valencianos, madrileños... lograron morder la manzana enmascarada que diseñó Joan Brossa. Los galardones ‘gordos’ fueron para Pablo Messiez, autor y director de ‘La voluntad de creer’, mejor espectáculo de teatro; Iñaki Rikarte, mejor director por ‘Supernormales’; Marta Nieto y Marina Salas, que recibieron ex aequo el premio a mejor actriz por su trabajo en ‘La infamia’; Pere Arquillué, mejor actor por ‘L’adversari’; y Jesús Muñoz y Pau Pôns, mejores autores por ‘Eclipse total’.
Melancolía y fiesta
La gala –«Los Max del futuro», se llamó– fue dirigida por dos directores gaditanos, Ana López Segovia y José Troncoso, que mezclaron melancolía y fiesta . «¡Aquí había un teatro!...», fueron las primeras palabras de una gala ágil y salpicada de momentos de humor –cuando los discursos de los premiados se alargaban más del minuto autorizado, soplaba en el escenario una racha de Levante en forma de ventilador–, en la que no podía faltar, lógicamente, el flamenco, con el cante de David Palomar y el baile de María Moreno; o el pasodoble. Una versión de ‘La leyenda del tiempo’ cantada por Judeline sirvió de fondo al recuerdo a las gentes del teatro que nos dejaron este último año.
Antonio Onetti, presidente de la SGAE, tuvo en su discurso, pronunciado junto a Juan José Solana, presidente de la Fundación SGAE, una referencia a los premios Talía, que organiza la Academia de las Artes Escénicas y que hace tan solo unas semanas celebraron su primera edición. Los dos galardones (que apenas compartieron candidaturas) mostraron rostros muy distintos de nuestro teatro; los Talía apostaron por el glamur y los rostros conocidos, mientras que la alfombra roja de los Max gaditanos fue en este aspecto mucho más familiar y modesta, e incluso podría decirse que algo descolorida; no hubo apenas representación oficial, y el ministro de Cultura brilló por su ausencia –¿tendrá algo que ver que el PP gobierne en Andalucía y que las elecciones autonómicas estén cerca?–.
La mayor ovación de la noche se la llevaron los miembros de Tricicle que reivindicaron, al recibir el premio Max de honor por toda su carrera, la importancia del humor –lo hicieron, claro, con mucho humor– e incluso Carles Sans pidió que en todos los países pueda existir un Ministerio del Humor. «La vida sería muchísimo mejor», dijo.
Los galardones, a los que optaban cuarenta y cinco espectáculos, resultaron, como la Lotería de Navidad, muy repartidos