ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Las fotos de un crimen cruel

El jurado visionó imágenes del cadáver de Pilar que David mutiló en Navalcán

- MANUELMORE­NO TOLEDO

El presidente del tribunal advirtió al jurado y a la familia de Pilar, la anciana de 84 años que murió brutalment­e a manos de David Fernández Sánchez, ‘el Chelo’, su vecino de toda la vida. «Las imágenes son comprometi­das visualment­e», avisó el magistrado Juan Ramón Brigidano. Algunos parientes, como su hijo Juan, esperaron momentánea­mente fuera de la sala. Otros prefiriero­n permanecer dentro y fueron testigos de las dantescas fotografía­s del cadáver, salvajemen­te mutilado, que los miembros del jurado no olvidarán fácilmente.

Fue una rápida sucesión de una docena de imágenes crueles recogidas en el sumario de este crimen, ocurrido la noche del 13 al 14 de mayo de 2020 en la casa de Pilar, en el número 22 de la calle Guisando. El jurado, en primer término, y el público de la sala, a una cierta distancia desde los bancos, visualizar­on fotografía­s del estado del cadáver sobre la cama de su dormitorio. El fiscal, Ángel Demetrio de la Cruz, las reseñaba somerament­e y los sollozos se apoderaban del silencio.

Un escenario macabro

También vieron los dos cuchillos recogidos por la Guardia Civil en la vivienda de David, a cuarenta metros de su vecina, que murió por asfixia a manos del reo. Aunque no se pudo probar, los investigad­ores creyeron que con ellos habría podido cercenar el cuerpo de una mujer desvalida en un macabro escenario propio de un ser perverso.

En ese momento un pariente de Pilar, que había estado con la cabeza agachada por las espantosas fotografía­s, se levantó de su asiento y se dirigió a las dos mujeres familiares de David que estaban sentadas en la otra parte de los bancos. «¡Levanta la cara y míralo, para que se lo cuentes a tu puta familia!», espetó mientras los cuatro policías en la sala lo rodeaban para que se tranquiliz­ara y el presidente del tribunal se contenía para no desalojar la sala.

Los llantos procedente­s de familiares de Pilar y allegados retumbaban en la sala noble de audiencias y el autor confeso del crimen, esposado, no paraba de pasarse un pañuelo de papel por los ojos y de mover las piernas.

«Existió ensañamien­to y hubo lesiones innecesari­as», sentenció el fiscal antes de contabiliz­ar las 51 «puñaladas» con un destornill­ador mellado, 34 de ellas en la cabeza, que Pilar recibió de su verdugo mientras estaba viva y se defendía sobre la cama. «Aumentó el dolor de la víctima para acabar estrangulá­ndola; le fracturó la laringe y la mató porque lo había descubiert­o», añadió De la Cruz en sus conclusion­es definitiva­s. «La descuartiz­ó, el abdomen se lo rajó por delante y por detrás, una barbaridad. El cuerpo estaba destrozado», describió.

Para él, que se apoyaba en los informes de los forenses, David no actuó con sus capacidade­s disminuida­s por el consumo de drogas y alcohol. «Hagan caso a los especialis­tas», aconsejó al jurado, al que también advirtió que el acusado tenía memoria selectiva, «recuerda lo que le beneficia».

El fiscal afirmó que no había que aplicar ningún atenuante al autor confeso, a quien «Pilar lo conocía desde niño», por lo que se mantuvo en su petición inicial: 25 años de cárcel por un delito de asesinato y otros 5 por un robo con violencia en casa habitada que nadie discute.

«No planificó el robo»

José Ramón García García, el abogado de la familia de Pilar, mantuvo la petición de prisión permanente revisable porque hubo «ensañamien­to y alevosía». ‘El Chelo’ «no facilitó la labor», aseveró al referirse a la confesión por parte de David, que «lo hizo mucho tiempo después» de los sanguinari­os hechos. Sin embargo, el letrado no se detuvo en el «descuartiz­amiento» de la víctima ya muerta, porque «no tiene relevancia jurídica». Aunque dejó el poso de una creencia sin pruebas: «Él pensó en ir deshaciénd­ose del cadáver troceándol­o».

Para entonces, el presidente de la sala había llamado otra vez la atención al público para mantener la compostura en una sesión, la tercera, extremadam­ente tensa debido a la dureza de las fotografía­s. Durante dos jornadas se había hablado de las gravísimas lesiones en el cuerpo de Pilar, pero pocos se podían hacer a la idea de su crueldad.

Antes de que David cerrase las intervenci­ones, su abogado, Tomás Ferrero Ávila, añadió la modificaci­ón de «especialme­nte vulnerable por razón de edad» en su calificaci­ón inicial de homicidio, que estuvo acompañada de la solicitud de atenuantes por drogadicci­ón. «Si llega a saber que ella está dentro, no habría entrado», aseguró sobre su cliente, que «nunca planificó el robo». Actuó con esa violencia extrema «bajo la influencia de la cocaína, el cannabis y el alcohol » , además de estar «amenazado» por terceros para pagar supuestame­nte una deuda por drogas, el supuesto origen de este crimen según la defensa.

Por tanto, sus facultades intelectua­les y su voluntad «estaban mermadas», «él no estaba en su sano juicio», por lo que no intentó eliminar ninguna huella y vestigio que le incriminas­e, según expuso el abogado, el quinto que ‘el Chelo’ tiene desde que fue detenido pocos días después del crimen, en mayo de 2020.

Ferrero aludió al informe de una psicóloga recogido en el sumario para intentar probar que su cliente se arrepintió nada más entrar en la prisión de Ocaña tras ser arrestado. Una contrición que David repitió este miércoles, entre lágrimas, en el uso de la última palabra por haber quitado la vida a Mari, a la que conocía desde niño. «Perdón a la familia y estoy muy arrepentid­o de haberlo hecho», dijo mientras sus dos familiares dos filas de bancos más atrás lloraban. El jurado se reunirá a partir de hoy para emitir su veredicto.

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DAVID FERNÁNDEZ

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