Samuel Navalón indulta un novillo de Piedra Escrita en la plaza de Bargas

El novillero Samuel Navalón ha indultado a un bravo novillo de la ganadería toledana de Piedra Escrita en Bargas, dentro del certamen de novilladas sin picadores Promesas de Nuestra Tierra. Navalón cuajó una tarde rotunda, pues a las dos orejas y rabo simbólicas que paseó del sexto se le unió otra gran faena al tercero premiada con las dos orejas. Temple, gusto, asiento... que cautivaron a los tendidos bargueños.

Un festejo en el que también destacó Miguel Losana, que salió en hombros junto al alumno de la Escuela Taurina de Albacete, mientras que Adrián Reinosa tuvo que hacer frente al lote de menos opciones del festejo y no obtuvo trofeos.

Una enorme faena cuajó Samuel Navalón en el sexto, un eral de mucha clase en su embestida. El novillero de la Escuela Taurina de Albacete estuvo sublime con él, embrocando las embestidas con media muleta arrastrada, con la mano baja, con gran ajuste. Una faena impropia para un novillero sin caballos por sus formas y seguridad. El público comenzó a pedir el indulto y Navalón armó un auténtico lío en los terrenos de corta distancia. Una categoría de novillo y de faena que levantó el delirio. Finalmente, el novillo de Piedra Escrita fue indultado.

En el tercero Navalón paseó otras dos orejas. Enorme dimensión del novillero albaceteño con muletazos de trazo muy largo, siempre en la línea curva, llevando muy metida en la muleta la embestida del bravo astado. Gran faena rematada de una gran estocada. El de Piedra Escrita fue premiado con la vuelta al ruedo.

Buena faena de Miguel Losana al segundo. El toledano trazó series de muletazos de trazo largo, quedándose siempre muy bien colocado para ligar los muletazos a un gran novillo, que embistió con calidad y casta. Dejó media estocada en buen sitio y paseó una oreja. Otro trofeo consiguió en el quinto, un eral de condición irregular. Meritoria faena del novillero de La Puebla de Montalbán. Se ganó el derecho de salir por la puerta grande.

Adrián Reinosa cuajó frente al primero una faena de menos a más, con un eral que tuvo casta al que no fue fácil someter. El novillero dejó los mejores momentos al natural, antes de dejar una estocada al segundo intento. El cuarto resultó el más complejo del encierro y Reinosa intentó suplir con actitud la condición del astado, que se puso complicado para matar.