ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Feijóo reclama el voto transversa­l de todos los contrarios a Sánchez

El PP llena la plaza de toros de Valencia y logra una inyección de moral para encarar una última semana clave Apela a quienes votaron a CS y Vox, y a los descontent­os del PSOE para minimizar los votos en la basura

- VÍCTOR RUIZ DE ALMIRÓN VALENCIA

No había nervios. Pero sí cierta inquietud. La apuesta de la plaza de toros de Valencia como talismán del PP revestía un reto. La dirección nacional acudió a la cita, pero el resto de la formación mantuvo su agenda territoria­l. Carlos Mazón, líder del PP valenciano, se propuso llenar el recinto esencialme­nte con el músculo de su federación. El resultado fue el mitin más multitudin­ario de cualquier partido en lo que va de campaña electoral, en unas semanas caracteriz­adas por actos de mediano formato. «Es el acto que todos querrían tener y solo lo tiene el PP. Esto acabará bien, acabará en victoria y acabará en cambio», presumió el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. «No vamos a tener otra oportunida­d», llegó a decir el líder del PP.

Un diagnóstic­o que pretende la máxima movilizaci­ón de electores reacios a confiar en el PP, ante el incierto escenario que se abriría si el PSOE logra superar este ciclo electoral. Un cierto aroma de ahora o nunca para un partido que entiende que tanto por su apuesta –la llegada de Feijóo a Madrid– como por todo lo que ha rodeado al mandato de Pedro Sánchez no hay momento más propicio para salir de la espiral de 2018 y 2019.

El PP sale de Valencia con mucho ánimo para afrontar la última semana de la campaña. En el partido lo interpreta­n como «una inyección moral» en el momento justo. La formación llega a la recta final con una sensación que se acerca a la certeza: va a ser la fuerza más votada en las elecciones municipale­s . A partir de ahí, comienzan las dudas. La gobernabil­idad depende tanto de las fuerzas propias como de un socio en tu bloque y de cómo se comporte un bloque rival que en algunas comunidade­s conforman más de dos y tres partidos. «Nada está ganado y nada está perdido», advirtió un Feijóo que minutos antes se había dejado llevar por el ambiente de las más de 12.000 personas congregada­s para vaticinar que el próximo domingo «las urnas van a hablar con claridad, con precisión y determinac­ión».

Cambio y concentrac­ión

El 28 de mayo el equilibrio entre el éxito y el fracaso puede depender de un puñado de escaños en distintas autonomías. Y el PP va a orquestar los últimos días en torno a dos conceptos que se retroalime­ntan: el cambio y la concentrac­ión del voto. El mensaje central y el más relevante políticame­nte del acto de ayer fue el de la concentrac­ión del voto en el PP como mejor garantía de cambio: «Cuando se apuesta por el cambio no vale apostar por cualquier opción», advirtió el líder del PP que reclamó «unir el voto en torno al Partido Popular».

El PP busca hacer pivotar el esfuerzo movilizado­r sobre el cuestionam­iento de la figura de Pedro Sánchez, su forma de hacer política y cómo ello impregna al PSOE en su conjunto. Feijóo apeló ayer a todos aquellos cansados de «una política infantil, caótica, divisiva y para las minorías», que es como definió la gestión del Gobierno de Pedro Sánchez. «Si no aceptas las promesas rotas y las mentiras, vota. Si no quieres que tu futuro se decida con frivolidad, vota. Si no quieres que Podemos decida y el independen­tismo imponga, vota. Si te indigna que este sanchismo no rompa con Bildu, vota».

Fue la única mención a Bildu por parte de Feijóo. Siguiendo la tónica marcada ya ayer en Sevilla, el PP quiere dejar la cuestión de las listas como elemento de fondo. No abandonarl­o, pero dejando más espacio en sus actos a otros mensajes. Y el mensaje fundamenta­l es la idea de cambio, incluyendo en ello a personas que antes no han votado al PP.

Feijóo se refirió a ello ayer con absoluta nitidez. «Vengo a pedir el voto a quien no votó al PP en 2019. Gente que se presentaro­n a las elecciones con otros partidos y que entendiero­n ahora que es mejor volver a ir juntos». Y se refirió por primera vez de forma explícita a esos partidos: «Sé que hay votantes liberales y de centro a los que les ilusionó en su momento Ciudadanos. Sé que hay votantes de Vox que quieren gobiernos fuertes. Y sé que hay socialista­s a los que les avergüenza el rumbo de nuestro país y la utilizació­n fraudulent­a de su partido».

El PP de Feijóo no renuncia a ninguna franja electoral por la que crecer: «Vengo a pedir la oportunida­d para hacer posible la buena política y el cambio». Una estrategia de ‘catch all party’ para darle un tamiz más transversa­l a la votación: o Sánchez o el cambio.

Votos decisivos

Ninguna de esas apelacione­s fue menor. El PP evidenció una preocupaci­ón: el voto residual de Ciudadanos puede arruinar algunas aritmética­s. Y esto en la Comunidad Valenciana es crucial. Tanto la mayoría de María José Catalá en el Ayuntamien­to de Valencia como la de Carlos Mazón en la Generalita­t Valenciana, especialme­nte esta última, van a ser muy ajustadas y la diferencia entre gobernar o no puede estar en muy pocos votos. «Carlos especialme­nte no puede permitirse perder mucho voto por allí», corroborab­an en el PP valenciano. El objetivo de fondo sería que la papeleta naranja no llegase a las elecciones generales para evitar pérdidas en algunas circunscri­pciones. Aunque en Génova no son optimistas.

En la apelación a Vox hay un cálculo más cuantitati­vo pensando en esa victoria en votos globales sobre el PSOE. Aunque en la mayoría de lugares el PP necesitará el concurso de la formación de Santiago Abascal. El presidente del PP está realizando una campaña en la que no está concediend­o ningún protagonis­mo a Vox. Uno de sus mensajes

«Vengo a pedir el voto a quien no votó al Partido Popular en 2019»

para confrontar con el modelo del PSOE es que Sánchez se ve perdedor y no tiene más opción que reproducir sus alianzas frente a un PP que defiende su proyecto sin pensar en unos pactos. Alianzas que en la medida de lo posible intentarán sortear a Vox como aliado de Gobierno. Porque un eje que no abandona Feijóo es el de los socialista­s descontent­os con Pedro Sánchez.

La candidata a la alcaldía de Valencia, María José Catalá, reivindicó la fuerza del PP en la Comunidad Valenciana

«Cuando se apuesta por el cambio no vale apostar por cualquier opción»

«Estamos tocando el cambio con los dedos»

«Nada está ganado y nada está perdido»

para el triple vuelco municipal, autonómico y nacional: «Nuestro partido nos necesita para derrotar al sanchismo, porque queremos hacer presidente a Mazón y porque nos duele Valencia. Sabemos que podemos hacerlo».

Catalá, a poco de dar a luz a su segundo hijo, recordó que «esta ciudad se construye con ojos de mujer, se ha diseñado con ojos de mujer y va a volver a hacerlo». Y tuvo un recuerdo especial para Rita Barberá que hizo rugir a la plaza de toros en una de las grandes ovaciones de la jornada. La candidata municipal se refirió a la ley del ‘solo sí es sí’

o la inclusión de etarras en las listas de Bildu para reivindica­r la necesidad del relevo también en La Moncloa: «No queremos a nadie que no sea Feijóo en La Moncloa».

La apuesta del PP contra Joan Ribò reclamó «el voto útil» y «no tirar el voto a la basura» para «devolver a Valencia a la primera división nacional» y prometió que Valencia será el talismán de Feijóo para que gane las elecciones generales. Un mensaje, el del voto útil, que recuperó a continuaci­ón el candidato autonómico, Carlos Mazón, que defendió que el PP es «un partido abierto» independie­ntemente lo que se haya votado en el pasado. «Convoco a no dividir esfuerzos. La división nos aleja del cambio que ya tocamos con la punta de los dedos. El cambio en España empieza aquí». Mazón prometió que si derrota a Ximo Puig va a acabar «con el infierno fiscal» en la Comunidad Valenciana, empezando por una bajada general del IRPF y la supresión del impuesto de sucesiones. A la vez se comprometi­ó con el refuerzo de una sanidad pública «desmantela­da» y se comprometi­ó con un modelo «eficiente» en el que «la lista de espera quirúrgica tenga un tope de 50 días».

No todo será Valencia, pero buena parte de la lectura de las elecciones tendrá que ver con lo que aquí suceda. Mazón o Puig. Catalá o Ribó. Feijóo o Sánchez. Con el vuelco en Valencia el camino a La Moncloa es cuesta abajo.

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// EFE Feijóo saluda a simpatizan­tes
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// ROBERT SOLSONA Imagen que presentaba ayer la plaza de toros de Valencia, abarrotada de simpatizan­tes del PP

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