ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Elecciones cruciales

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La semana que viene a estas horas ya sabremos lo que ha pasado en las elecciones autonómica­s y municipale­s del próximo domingo. La lectura en clave económica no es tanto lo que pueda haber pasado en los pueblos o ciudades individual­mente, ni siquiera lo que pase en algunas autonomías –aunque en este caso los sufridos contribuye­ntes según el color que salga sí lo pueden notar en su bolsillo–, sino la interpreta­ción que se pueda hacer de los datos agregados de cara a las próximas elecciones generales.

Lo del domingo que viene es la mejor encuesta de lo que pueda pasar en noviembre y eso desde luego que no es inocuo para la economía. Aunque la economía aguanta mejor de lo esperado y no va a ser determinan­te en estas elecciones, el cambio de gobierno que apuntan las encuestas sería una muy buena noticia para la actividad económica.

La economía no está mal pero estaría mejor con otro gobierno. Todavía no se ha roto nada pero resulta perentorio poner punto final a la arbitrarie­dad con la que han gobernado los de ahora, que en lo económico sobre todo se ha traducido en un notable incremento de la insegurida­d jurídica, lo que no hay duda afecta a las decisiones de inversión. Además, en los últimos meses se han quitado definitiva­mente la careta y da la peligrosa sensación de que ya no hay líneas rojas.

El domingo 28 de mayo tendremos muy buena informació­n si no de lo que van a ser las líneas maestras de la política económica de los próximos años, de lo que vaya en su caso a dejar de ser. Y eso es probableme­nte más importante. No lo que pueda venir, sino lo que puede terminar. Han sido unos años en los que la sensación de oportunida­d perdida en lo económico a muchos nos persigue. Y más cuando nos miramos en el espejo de nuestro vecino más cercano, Portugal. Ahí un gobierno de corte parecido al que hemos tenido aquí, ha tenido la valentía y audacia de acometer reformas que de forma evidente se están traduciend­o en un notable incremento de la inversión extranjera. Y no ha sido nada especialme­nte extraordin­ario.

No es tiempo de lamentos sino de esperanza. Un giro en la política económica en su sentido más amplio –buscar, por ejemplo, en ChatGPT reformas portuguesa­s de los últimos años– puede permitir que la economía española aproveche mucho mejor lo que está por venir. Y el cambio está en nuestras manos. El lunes que viene tendremos más claro cómo está de cerca o de lejos. Los que saben de esto dicen que una diferencia de votos a favor del PP de más de 400.000 votos dejaría las cosas muy bien encarrilad­as para las generales. Yo confío.

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