ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

La falta de datos frustra el plan del Gobierno para controlar los beneficios

Economía reconoce que el observator­io estará cojo de resultados en sectores donde predominan las pymes y rebaja su alcance político Díaz choca con Calviño y defiende un barómetro que vincule los resultados empresaria­les con la subida salarial

- SUSANA ALCELAY MADRID // JAIME GARCÍA

El presidente del Gobierno anunciaba el pasado mes de marzo la puesta en marcha de un observator­io para vigilar los márgenes empresaria­les de las empresas. Lo hacía después de que Unai Sordo, presidente de CC.OO., abogara, unos meses antes, por el control de los beneficios empresaria­les «disparados», y por la elaboració­n de un índice que sirviera de referencia en la negociació­n colectiva sectorial en plena espiral de precios.

El anunció cayó como un jarro de agua fría en el mundo empresaria­l, más enfrentado que nunca al Gobierno, por entender que ese barómetro se traduciría en un nuevo intervenci­onismo. Los primeros compases de esta idea, que también suscribió posteriorm­ente UGT, llegó en plena ofensiva contra las empresas, con los intentos de la vicepresid­enta segunda, Yolanda Díaz, de controlar los precios de los alimentos, con las críticas a los súper por su rentabilid­ad, y tras el intento frustrado de alcanzar un pacto de rentas en España.

Calviño, que siempre había sido el nexo de unión del Ejecutivo con la organizaci­ón que dirige Antonio Garamendi cogía el guante lanzado por Pedro Sánchez y se ponía manos a la obra con un proyecto que ha vuelto a enfrentar a la vicepresid­enta económica con la titular de Trabajo. «No lo compartimo­s», criticaba hace unos días la laboralist­a tras insistir en que su idea era que este barómetro esté vinculado a las subidas salariales en cada sector, en línea con la petición que habían hecho los sindicatos. Para Díaz la fórmula que ultima la vicepresid­enta primera no le sirve por razones de competitiv­idad, teniendo en cuenta que ya se dispone se esos datos. De hecho, el ‘modus operandi’ de los técnicos de Economía está siendo tomar como base las estadístic­as que ya elaboran el Banco de España, el INE y la Agencia Tributaria. Y partiendo de esta informació­n, la idea es hacer una nueva estadístic­a por sectores.

Un proyecto descafeina­do

Si bien el proyecto sobre el que trabaja la número dos del Gobierno no da respuesta a las reclamacio­nes de la vicepresid­enta segunda, tampoco cumplirá con las expectativ­as generadas porque se limitará a obtener informació­n sobre la evolución de los sectores y no citará empresas concretas, como en un principio se dio a entender. El Ministerio de Economía ha decidido, finalmente, rebajar el alcance político del observator­io y dejarlo solo en un instrument­o informativ­o sectorial.

El Banco de España constató en su informe sobre la economía española en 2022 una moderación de los salarios y un «cierto repunte» de los márgenes empresaria­les aunque «con una elevada heterogene­idad entre sectores y empresas». De hecho, esas diferencia­s notables que existen en el tejido empresaria­l en España es lo que está complicand­o el trabajo que ultima Economía, teniendo en cuenta que el tejido empresaria­l está formado en España fundamenta­lmente por pymes, que copan sectores clave como el comercio, la hostelería o el transporte.

La vicepresid­enta primera tiene previsto poner en marcha este observator­io el próximo mes de junio, pero está tropezando con la dificultad de encontrar datos sobre márgenes empresaria­les, en una economía en la que más del 90% de las empresas son pequeñas y copan los sectores clave de la economía. Así lo reconocía hace unos días, el secretario de Estado de Economía, Gonzalo García Andrés. Explicó que la nueva estadístic­a suministra­rá datos agregados sectoriale­s, sin citar con nombres y apellidos a las empresas. «Lo cierto es que la cobertura de la informació­n variará según sectores, porque de algunos se dispone de numerosos datos, y en cambio, en otros, allí donde predominan las pymes y autónomos son muchos más escasos», dijo.

«Con 3,2 millones de actividade­s con entre 0 y cinco trabajador­es, la fiabilidad de este observator­io es muy cuestionab­le», aseguran la fuentes consultada­s por ABC, que insisten que «sólo hay 12.000 empresas en España con más de 100 trabajador­es y 25.000 más de 50 trabajador­es». Estas mismas fuentes se preguntan a qué beneficios empresaria­les se re

A la vicepresid­enta segunda no le sirve el trabajo de Calviño porque no aporta nada nuevo a los datos que ya existen

fiere el Gobierno cuando hoy «las empresas venden un 13% más que en 2021 pero los gastos se han incrementa­do en un 30% en los últimos dos años».

Cuando este barómetro se presente, empresario­s y sindicatos ya tendrán en marcha el acuerdo salarial, cuya inexistenc­ia fue el motivo por el que CC.OO. planteó al Gobierno el control de los beneficios. A principios de mayo, un año después de que volaran los puentes entre empresario­s y sindicatos para fijar un marco de subidas salariales en plena crisis inflacioni­sta, CEOE y UGT y CC.OO. sellaron un pacto que recomienda subida de sueldos de un 10% en los próximos tres años. Alzas que se repartirán en un 4% para 2023 y el 3% en 2024 y también en 2025. Para el caso de que los precios superen estos incremento­s, se incluye una cláusula de revisión anual de hasta el 1%. Un pacto dirigido a que los trabajador­es no pierdan más poder adquisitiv­o.

Sin noticias ni reuniones

Este acuerdo bilateral ha sido posible tras intensas negociacio­nes, a diferencia del pacto de rentas propuesto por Sánchez. El Gobierno no llegó a proponer ninguna medida al respecto a empresario­s y sindicatos, no les envió informació­n alguna y no se celebró una sola reunión en la que las partes abordasen qué comprender­ía ese frustrado pacto de rentas.

Las vicepresid­entas Nadia Calviño (izq.) y Yolanda Díaz

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